Francisco Herrera Aráuz/EcuadorInmediato
Las últimas semanas, tras la consulta popular que autorizó al presidente Lenin Moreno Garcés, a que desde su gobierno se asuman medidas para «des-correizar» la nación, han sido un muestrario de atropellos a la Constitución y a la Ley, así como una falta tan sentida a la ética política con una «repartija» por parte del CPCCS Transitorio, que llegan al extremo del cinismo, esto, además, por asumir comportamientos impresentables con la nación, y todo por el carguito, que no pudieron obtenerlo el los últimos diez años. Esta vez, una vez más, han llegado al punto extremo con lo que hacen en la Fiscalía General del Estado y el Consejo de la Judicatura, al grito de «estos es política» cuando se aplica mas bien «esto es cinismo».
En lo conceptual el cinismo es concebido como un comportamiento público considerado una doctrina filosófica fundada por Antístenes (siglo V a. C.) y que con el tiempo el vulgo lo definió en forma directa señalada a quienes lo practican como: “Actitud de las personas que mienten con descaro y defienden o practican de forma descarada, impúdica y deshonesta algo que merece general desaprobación”. Tal descripción pareciera haber sacada de la memoria colectiva del ecuatoriano que ve a su clase política que incurre con frecuencia en el cinismo como una especie de justificativo a sus salidas políticas con las que violenta leyes y normas, o sinó, actúa y hace todo lo contrario a lo que en un momento criticó o reclamó como indebido, lo que no valía para ellos en su momento, pero, ya en el poder, entonces si vale para hacérselo a los demás. “Son unos cínicos” suele decir la gente cuando ve a los políticos ecuatorianos actuando de forma deshonesta como “Tragándose lo vomitado” al hacer exactamente lo que antes dijeron que estaba mal.
La semana que ha pasado tuvo la certeza de acumular el comportamiento cínico en su grado extremo y todo porque el gobierno, la legislatura, los transitorios, así como los nuevos de la judicatura se extremaron en esfuerzos por aplicar la lógica del cinismo, tanto que ya ni siquiera la prensa cómplice que suele callar todo lo que se hace en estos tiempos desde el régimen, ha podido evitar al menos mencionar de lo que se trata. Es más, en conjunto con las fuerzas de izquierda y derecha de la nación, todos juntos a los grupos sociales y centrales sindicales, acumulan a esta hora las vergüenzas que dan los comportamientos como las decisiones de todos ellos que ven con asombro como se toman los espacios y hacen lo mismo o peor que el régimen anterior, al que le acusaron de todos los males que hoy mismo practican con furia.
Lo primero es lo primero: cumplir con los compromisos adquiridos con los sectores económicamente pudientes, y para ello han aprobado la Ley de Fomento Productivo, así la reactivación económica de la nación se basa en el perdón de las deudas, multas, tributos y pagos atrasados de los 200 grupos empresariales más poderosos de Ecuador, con una pérdida de más de US$ 1.300 millones, aumentar las utilidades no declaradas, eliminar los reclamos laborales, quitarle capacidad de inversión al BIESS con el sector público, reducir la capacidad de endeudamiento del régimen y, eliminar el impuesto a la salida de divisas. Todo esto fue aprobado en medio del festín de la nueva mayoría móvil que la integraron “morenistas y derechistas” que al unísono se unieron a la iniciativa del gobierno. Aplausos a la primera pieza de cinismo público económico que hemos presenciado.