Por Luis Varese
Congelado, sin poder levantar las reales posaderas de la silla bogotana, el Rey Felipe VI de España mira pasar la Espada del Libertador. Gustavo Petro, el Presidente de Colombia, la hizo desfilar frente a los mandatarios invitados y a los millones de ojos latinoamericanos y del Mundo, haciéndonos recordar que la colonia acabó y que vamos caminando con mucho sacrificio, hacia nuestra segunda independencia.
Las estáticas reales posaderas, pegadas a la silla, se han vuelto un símbolo. Probablemente Felipe fue consciente de ello, aunque no de la dimensión del gesto. En su formación militar y en su preparación en la historia de su país, conoce bien el valor de la Espada. Desde la Tizona del Cantar del Mío Cid en adelante, la espada ha sido símbolo de victoria o derrota. El honor se jugaba con la espada y en la cultura occidental ha jugado un papel más que relevante a lo largo de la historia. El perdedor de la batalla entregaba la espada y el vencedor, en muchas ocasiones la devolvía y con ella el honor del vencido. Símbolos de machos, dirán nuestras colegas y compañeras, símbolos al fin que van construyendo nuestras culturas.
Dejando de lado el romanticismo que rodea esta breve reflexión histórica, lo que simboliza es la sumisión a las lumpenoligarquías que nos gobiernan. El rey sometido al Duque, el presidente saliente, lo único que supo hacer es despreciar un símbolo de Nuestramérica, reeditando la derrotas ante el ejército Libertador y expresando su decisión de alinearse con la derecha fascista, pero peor aún con los narcogobiernos colombianos y con los intereses de los gangsters que gobiernan al mundo. Ese es el símbolo de no ponerse de pie ante la Espada Libertaria de Bolívar. La monarquía española, cuyo grado de corrupción lo expresa con toda claridad el padre de Felipe VI y su entorno, Juan Carlos de Borbón, que resultó siendo un ladronzuelo y evasor de impuestos de marca mayor, transmite a su heredero los más bajos intereses y la absoluta falta de visión histórica en un mundo que requiere cambios urgentes y profundos para poder sobrevivir.
Junto con mis nietos lo llamaremos el carecú, (apodo robado a un humorista peruano llamado Sofocleto). Esa es la cara que puso y tuvo durante toda la ceremonia. Y esto no es antimonárquico, a lo que ya tendríamos una buena parte de la argumentación y del derecho, es la constatación de un hecho lamentable, que expresa el pensamiento ultraconservador de una clase política que ya debería haber desparecido, pero que en Europa se está reforzando y lamentablemente creciendo.
Los paseos de los monarcas españoles, por América Latina, dejan claras enseñanzas. El ladronzuelo Juan Carlos de Borbón, quiso mandar a callar a Hugo Chávez Frías y recibió una bofetada monumental. El hijo, digno heredero retardatario, será recordado por este gesto, falto de ética, estética, educación y moral. Ya no vengan, hacen el ridículo.
La Unión Europea, la OTAN, son un peligro guerrerista para Nuestramérica. Su sumisión incondicional a la geopolítica estadounidense, contribuye a poner en riesgo nuestra decisión de mantenernos como un espacio de paz en el mundo. Pero, no solo un espacio de paz sino un espacio de construcción de nuevas opciones. De opciones capaces de integrar nuestras culturas, nuestros conocimientos ancestrales, nuestras formas de gobernarnos, nuestras maneras de relacionarnos con la Pachamama y la naturaleza en su conjunto. Tenemos mucho que aprender aún. Desde aquí aportaremos a la renovación de las democracias, de los poderes del Estado, construyendo nuevas opciones de Justicia, de Parlamentos, de poderes ejecutivos. De derrota del patriarcado como ideología dominante y obsoleta. Todo ello que parece tan distante se acelera y se acerca. Claro que quedan muchas batallas por dar y debemos ganarlas. Las urnas son nuestras y deberán serlo cada vez más.
De Norte a Sur, México, Cuba, Honduras, Nicaragua, Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia, Chile, Argentina y pronto Brasil, con mayor o menor intensidad, han optado por modelos soberanistas y redistributivos. Varios países del Caribe han hecho lo mismo. En la nueva geopolítica y el multilateralismo, deberemos entrar con unidad y fuerza y las formas de expresión y organización van resurgiendo o apareciendo. Los BRICS (espacio económico de Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) se reforzarán probablemente con Irán y Argelia. La CELAC deberá remplazar en la práctica una OEA moribunda, gracias a su origen y a la reciente y pésima gestión de los EEUU, vía Almagro (el Borell latinoamericano). La UNASUR, tan importante en la gestión y concordancia de unidad en la diversidad. La ONU deberá renovarse en la acción y es deseable que el Propio Antonio Guterres sea el indicado para llevar adelante este objetivo. Es decir hay un momento urgente de reacomodo del Movimiento No Alineado, que debe ser aprovechado de manera práctica y pragmática. Todo ello encaminado a proteger al Planeta, proteger la Vida, diseñar las nuevas propuestas de gobernabilidad. Y no son sueños de opio (como dice el vals peruano) son realidades que debemos construir con y contra los algoritmos, con y contra las nuevas tecnologías, con los recursos que tenemos a la mano, y con aquellos que aún están fuera de nuestro alcance. Las nuevas generaciones tienen desafíos fantásticos y nosotros desde nuestros combates y nuestras prácticas debemos contribuir a ponerles las bases para que los alcancen.
Las reales posaderas permanecerán congeladas, mientras la Espada de Bolívar, avisa que está alerta y que camina.