Por Rodrigo Rangles Lara

Un iracundo Guillermo Lasso, desesperado al sentir que se le fue de las manos el más jugoso negocio, disfrazado de Ley de Inversiones, lanzó a los cuatro vientos su rabia acusando de “ladrones y corruptos” a un grupo de asambleístas que frustraron sus doradas ambiciones.

Xavier Hervas, el principal de los inculpados, devolvió los duros adjetivos presidenciales, con una simple pregunta: ¿Qué tan respetable es un presidente que miente?   Y, en réplica a la afirmación de Lasso, en el sentido que el líder de la Izquierda democrática le pidió exoneración de impuestos, a cambio de votos, le dijo: “El evasor no soy yo”.

Más allá de las apuradas disposiciones palaciegas parainvestigar las evasiones de Hervas o las amenazas del socialdemócrata de enjuiciar a Lasso, por calumniador; el episodio muestra al país el interminable laberinto de corrupción que se construye a sus espaldas, en busca de consolidar un modelo plutocrático de inspiración neoliberal.

Oficialmente, se ha reconocido que el presidente Lasso buscó a Hervas, en su fábrica, allá en Cotopaxi, horasantes de que comiencen las cruciales votaciones. ¿Es correcto que un presidente busque a un evasor de impuestos, jefe del partido, cuyos votos son decisivos para aprobar, negar o archivar su tan ambicionada ley?

Surge una inocente pregunta: ¿Quién chantajeó a quién?¿Lasso que conocía las evasiones de Hervas y usó como arma para sumar votos o Hervas para entregar voluntadesa cambio del perdón? ¿Por qué el mandatario esperó el resultado de los sufragios para denunciar el chantaje del ex presidenciable?

Es público y notorio los acuerdos políticos de la Izquierda Democrática con el gobierno de Creando Oportunidades (CREO) gracias a los cuales Lasso llegó al poder,aprobaron leyes perjudiciales al pueblo ecuatoriano, impidieron que sea destituido por perjuro, en el caso de los papeles de Pandora y, han facilitado rupturas constitucionales para facilitarle gobernabilidad, a cambio de “favores” en la administración pública.

La sabiduría popular sostiene que: “enojados los compadres, se dicen las verdades”; pero, en este caso, me parece son verdades a medias que, nos llevan a nuevas incógnitas: ¿Las “motivaciones” eran demasiado altas? ¿Más pudo la presión de la opinión pública sobre las “motivaciones”?

En el afán de dar credibilidad a sus denuncias, el mandatario solicitó a la Fiscal General, Diana Salazar,inicie investigaciones contra Rosa Cerda, Gisella Molina,Edgar Quezada, Celestino Chumpi y Cristian Yucailla, asambleístas de Pachakutik, acusados de pedir “favoreseconómicos”, a cambio de votos, para aprobar la mal llamada Ley de Inversiones.

“Los favores económicos” habrían solicitado en “una reunión de carácter político mantenida con colabores de este despacho” -dice la carta a la fiscal – y, por supuesto, el presidente Lasso exige la rigurosa aplicación del artículo 277 del Código Orgánico Integral Penal y el 127, cuartoinciso, de la Constitución para sancionar a los implicados.

¿Mucha coincidencia? Los mismos asambleístas dePachakutik evitaron, en cambio, que Guillermo Lasso sea enjuiciado políticamente por Pandora Papers, hecho que, dicho sea de paso, el entonces candidato, ahora jefe de Estado, consideró un acto antiético y calificó de corruptos a los empresarios dueños de cuentas off shore en los paraísos fiscales.    

Una nueva inquietud: ¿En aquella ocasión, cuandosalvaron al presidente, lo hicieron desinteresadamente? O, como insinuó el mismo presidente: ¿las exigencias de ministerios, hospitales, hidroeléctricas, cargos públicos, dinero en efectivo o evasión de impuestos fueron tan desmedidos que el chantaje se frustró?  

En política, como en el amor, nada queda oculto; tarde o temprano se sabrá la verdad; más aún, si tomamos en cuenta que ninguno de los “angelitos” de este cuento merecen la confianza de buena parte de la población y, menos todavía, si se trata del presidente Lasso, cuyo prestigio de mitómano rebasa los lindes nacionales.

Ha mentido y ha engañado al país con cinismo,inclusoautocalificándose adalid de la honestidad; por eso, llama a risa escuchar a su cortesano, Diego Ordóñez, sin ruborizarse: “Y que sepan que (éste) es un gobierno honrado e íntegro, que defiende con vehemencia la honradez”.

Tan honrado es este gobierno que cuenta, entre los asesores presidenciales, a otro de los aprovechadores de la política, llamado Juan José Pons, uno de los autores del feriado bancario, coautor de las neoliberales leyes Trole 1 y 2 y, en calidad de gerente de la bananera Costa Trading, pidió a la banca 80 millones de dólares, se declaró en quiebra y nunca canceló la deuda.

Sustentados en una amañada sentencia de la jueza Daniela Camacho y apalancados en Ricardo Noboa, abogado de Lasso en varias causas, los hermanitos Isaías, dueños delentonces tristemente célebre Filanbanco, pretenden dolosamente llevarse un “vuelto” de dos mil millones de dólares, no satisfechos con haber estafado más de 600 millones de dólares, que les valió una sentencia de varios años de prisión y viven prófugos en Miami. 

Coincido con Lasso cuando sostiene, mirándose al espejo, que “vivimos en un ambiente de hipocresía”, entendiendoeste aserto como una sincera auto apreciación extendida a su gobierno publicitado de honesto, democrático, defensor de los pobres y respetuoso de los derechos humanos;cuando en realidad, se trata de un autócrata al servicio de la plutocracia ecuatoriana, según demuestran sus actos en los diez primeros meses de mal administrar la cosa pública.

Y la prueba más contundente de los intereses plutocráticos y oligárquicos cercanos al presidente, encontramos en losdolidos manifiestos de las cámaras de comercio e industrias rechazando el archivo a la Ley de Inversiones, porque “La Asamblea le da la espalda al Ecuador”, a la vez que “urgen al Gobierno Nacional una respuesta contundente a este golpe de algunos partidos políticos en contra de la economía nacional”.

Son el Ecuador, más precisamente se creen los dueños del país – por eso algunos de ellos abogan por la aplicación “urgente” y a ultranza de la Ley de Alianzas Público – Privadas existente; otros, propugnan una consulta popularpara validar tópicos de la ley negada y unos terceros, como el empresario Daniel Noboa, hijo del eterno candidato Álvaro Noboa, sostiene que “lo más sensato es irnos a nuestras casas y llamar a muerte cruzada, ante estas circunstancias de caos e inestabilidad del país”.

No debe sorprendernos que esas mismas alternativas estudian la cúpula gubernamental en respuesta al archivo de su ansiada Ley de Inversiones, mientas el país trata de digerir, entender e interpretar el interminable laberinto de corrupción, en las alturas del poder, donde tramposamente se juega el destino de los ecuatorianos.

Por RK