Lucrecia Maldonado
Los poderes oscuros del planeta son muy recursivos. Lo estamos viendo a cada paso. Tienen una inventiva que parece cosa del diablo. ¿Solo parece? Por ejemplo, esta historia de la corrupción. Ahora resulta que vienen investidos de poderes omnímodos para “luchar contra la corrupción”.
Como están tan envalentonados, en unos casos porque ganaron en las elecciones, y en otros porque les salió bien una jugada que no es precisamente ética, ni limpia, ni demuestra medio miligramo de integridad, ni siquiera se preocupan de guardar las formas y comienzan a llamar corrupción a todo lo que se mueve, o a todo lo que creen ellos que pueda parecerlo para engañar a la gente con esa cantinela.
Pero, ¿qué es en realidad la corrupción? Vamos a comenzar por la definición del diccionario, que abarca varios significados:
- f. Acción y efecto de corromper o corromperse.
- f. Alteración o vicio en un libro o escrito.
- f. Vicio o abuso introducido en las cosas no materiales. Corrupción de costumbres, de voces.
- f. En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores.
- f. desus. diarrea.
El primero: acción y efecto de corromper o corromperse, y las acepciones que el mismo diccionario virtual de la Real Academia de la Lengua Española presenta para este verbo son:
- tr. Alterar y trastrocar la forma de algo. U. t. c. prnl.
- tr. Echar a perder, depravar, dañar o pudrir algo. U. t. c. prnl.
- tr. Sobornar a alguien con dádivas o de otra manera.
- tr. Pervertir a alguien.
- tr. Hacer que algo se deteriore. Corrompieron las costumbres, el habla, la literatura. U. t. c. prnl.
- tr. coloq. Ar. y Nav. Incomodar, fastidiar, irritar.
- intr. Oler mal.
Con todo este listado de significados, podemos ir comprendiendo mejor si las afirmaciones de algunos actuales gobiernos latinoamericanos son reales o simplemente parte de un libreto pensado en la sede del infierno para mantenernos tranquilos con la mentira de turno (otro acto de corrupción).
Por ejemplo, el DRAE dice que corromper es “Sobornar a alguien con dádivas o de otra manera”. ¿No fue Odebrecht la empresa que vino a ofrecer dádivas a algunos políticos con el fin de conseguir jugosas contrataciones? Incluso muchas personas ya se están preguntando si a la misma empresa no la contrataron ya los amos del mundo para realizar esta labor con el fin de luego señalar con el dedo a algunos de los implicados a la fuerza. Pero resulta que, al menos en Ecuador, Odebrecht ha sido sobreseída de sus cargos, mientras un vicepresidente elegido en votaciones populares está preso sin ninguna prueba porque se lo acusa de haber cedido a las ofertas corruptoras de la misma empresa. Entonces, ¿es real, completa, absoluta y diáfana la lucha contra la corrupción de la que tanto se ufanan?
Otro ejemplo, por citar así, al azar. Dice el DRAE que corromper también es “hacer que algo se deteriore”. ¿No llegó el actual Presidente al poder con el programa del gobierno anterior en base al cual mucha gente votó por él y gracias a lo cual ganó las elecciones? Pues desde mayo del anterior año anterior hasta la fecha el deterioro (la corrupción, para ser más claros) de las instituciones del país es evidente. Entonces… ¿luchan o se adhieren? También habla de “echar a perder, dañar o pudrir algo”. Y es obvio que esta acepción también se aplica a lo que está haciendo el gobierno del Ecuador en este momento con lo construido arduamente durante diez años: los sistemas de salud, la administración pública, y un vasto etcétera.
Una acepción de corrupción que también suena interesante es “vicio o abuso introducido en las cosas no materiales”. ¿Qué es si no la mentira con la que los actuales gobernantes del Ecuador (no necesariamente sus caras visibles) se han entronizado en el poder y esperan hacerlo durante quién sabe cuánto tiempo?
Y así se podría seguir analizando una a una todas las acepciones a ver cómo se aplican, incluso aquellas no tan finas que hablan de una descomposición intestinal o un mal olor, pero tal vez se lo dejamos de tarea a los lectores…
Un viejo cuento relata la historia de un ladronzuelo que arranchó la cartera a una mujer en plena calle. El ladrón no era muy bueno para correr, pero sí era muy taimado, y cuando, ante los gritos de su víctima, la gente de la calle y la policía comenzaron a perseguirlo, él escondió la cartera y se paró en una esquina mientras con su mano señalaba una ruta ficticia, repitiendo: “se fue por ahí, por ahí se fue”. Algo parecido vemos suceder ahora, cuando la Contraloría y otras instituciones se llenan la boca con la lucha contra la corrupción que supuestamente huye por una ruta imaginaria, pero no dicen una sílaba contra la visible y dolorosa corrupción generalizada que como pueblo y país vivimos en el día a día del último año y medio.