Las cifras son desoladoras y dolorosas. A pesar de que se sabía ya de la precariedad del sector cultural, conocer los resultados de la encuesta conmueve e indigna. El 71% de los artistas y gestores culturales encuestados no tiene ingresos económicos estables, y solo el 50% tiene ingresos todos los meses. El 59% de los artistas y gestores no tiene acceso a un seguro social. 1 de cada 3 artistas tiene ingresos inferiores al salario básico. Y el 72% de los gestores culturales asegura que las pérdidas sufridas durante la pandemia son definitivas.
Estos son solo algunos de los resultados de la encuesta querealizó el Observatorio de políticas y economía de la cultura de la Universidad de las Artes: “En un periodo muy corto, mes y medio y durante la insospechada trayectoria de la pandemia, logramos recolectar 2.500 respuestas de trabajadores de la cultura. Esto nos ha permitido tener una referencia sobre la realidad de algunas de las características estructurales mas importantes relacionadas con el empleo cultural: la multiplicidad de fuentes de aprendizaje y la vigencia del pluriempleo como práctica adoptada por la mayoría,” nos dice Pablo Cardoso, director del Instituto latinoamericano de investigación en artes, ILIA.
De los encuestados, el mayor número proviene de las Artes escénicas, musicales y sonoras, y audiovisuales. La mayoría, el 79%, está registrado en el RUAC; y el 64% son hombres y el 34% son mujeres.
Esta encuesta revela la constante precarización que sufre el sector de la cultura, sin que existan políticas públicas para mitigar esta difícil situación. Por el contrario, en estos tres años de gestión del gobierno del presidente Moreno, como en el resto de sectores económicos y sociales del país, el deterioro es acelerado, lo que ha provocado el empobrecimiento de la mayoría de los ecuatorianos.
7 de cada 10 artistas asegura que si bien la situación ya era precaria, en estos últimos 3 años ha empeorado notablemente. La mayoría de los artistas, el 31%, recibe ingresos que fluctúan entre los 400 y 750 dólares; el 17% entre 250 y 399 dólares; y solo el 9% tiene ingresos superiores a los 1000 dólares. Sin embargo, el 33% de los encuestados financia el 100% de las necesidades del hogar. El 35% recibe ingresos cada dos o tres meses, por tanto el59% de los encuestados no tienen capacidad de ahorro, y quienes lo pueden hacer, el 28%, lo hacen en un promedio demenos de 100 dólares mensuales.
La mayoría de los encuestados, 71%, trabaja de manera independiente; el 39% lo hace en forma intermitente (incluido el freelance); el 26% trabaja bajo remuneración; el 18% sin remuneración; y el 13% está cesante buscando trabajo.
Estas cifras nos dicen con claridad que la mayoría de los artistas y gestores culturales no son sujetos de crédito, por tanto es absurdo que el plan de contingencia del Ministro de Cultura se base en créditos de la banca pública. Del mismo modo, la encuesta nos revela que solo el 16 % de los artistas ha podido acceder a recursos de los fondos concursables. Los artistas tienen que buscar contratos en el sector público, 25%, y auspicios en el sector privado, el 22%.
También los encuestados afirman que su principal dificultad para superar la precariedad son las normativas inadecuadas, el 41%; producir cultura es cada vez mas costoso, el 27%; y el público que prefiere a los artistas extranjeros, el 15%.
Gabriela Montalvo, especialista en economía de la cultura, no oculta su desolación al analizar estas cifras: “es como un adelanto de lo que se va a venir para la economía en general. Lo que hace esta encuesta es evidenciar la fragilidad del sector cultural. Mi primera conclusión es que resulta absurdo que en el país estemos hablando de fomento a las artes, a las industrias, cuando lo que el sector, por su fragilidad, necesita es protección. El sector cultural es un espacio de producción frágil, que va mas allá de la precariedad e informalidad; el subempleo, la inestabilidad, el no tener un contrato fijo, ni un empleador, ni un espacio, va mas allá de la precariedad. Es un sector absolutamente frágil, casi como los sectores mas vulnerables, la agraria, por ejemplo, en cuanto a la imposibilidad de generar productividad, a pesar de ser un sector intensivo en conocimientos e innovación, pero no puede salir del hueco de ingresos bajísimos.”
Efectivamente, las autoridades de cultura continúan hablando de fomento (y hasta de industria naranja) cuando no se ha protegido a los sectores más vulnerables de la cultura y ni siquiera se ha cumplido con los ofrecimientos durante la emergencia.
Otras cifras relevantes determinan que el 89% sufrió un duro impacto en los ingresos económicos durante la emergencia sanitaria y el 72% de ellos considera que esa afectación es definitiva. Pero además, recordemos que esta encuesta se realizó entre abril y mayo, lo cual quiere decir que ese impacto, luego de más de 140 días, debe ser aún mayor.
“La crisis actual ha acentuado varios de los problemas que afectaban previamente al empleo en el sector cultural. Por un lado una modificación casi generalizada en las formas de trabajar y, por otro, una reducción de sus ingresos. Además se constata un marcado pesimismo respecto a las posibilidades de recuperación en el futuro inmediato,” afirma Pablo Cardoso al analizar las cifras de la encuesta.
Pero ¿qué es lo que los artistas y gestores encuestados solicitan para salir de esta profunda crisis? La mayoría, el 39%, dice que necesita fuentes de financiamiento; el 28% que requiere de modo urgente ayuda en la promoción y la circulación; y el 16% apoyo en el formación de públicos. Es decir lo que el sector ha venido exigiendo desde hace mucho tiempo y que, hasta el día de hoy y a pesar de la emergencia, no ha recibido.
Estas cifras de la encuesta, un gran diagnóstico, es muy útil para determinar las líneas de política pública y hacerlocorresponde al Ente rector, es decir al Ministerio de cultura y patrimonio. De ahí la importancia de esta encuesta y del trabajo que el Observatorio de políticas y economía de la cultura pueda seguir realizando. Sin embargo, no hay respuesta alguna por parte del Ministerio de Cultura y, mas bien, el Ministro Velasco prefiere dedicarse a entregar declaratorias para satisfacer los pedidos de su círculo cercano.
En tanto, los artistas y creadores siguen trabajando y resistiendo; buscando formas creativas para subsistir, para seguir intentando sobrevivir y no morir en el intento.