En la primera entrega nos referimos a la corrupción generalizada que existe en la obra pública en todas las latitudes del planeta. Y mostramos cómo Odebrecht pasó de proveedor de infraestructura a proveedor de tecnología militar nuclear. En la segunda entrega abordamos el extenso espionaje electrónico de EE.UU. y comentamos sobre la cercanía de Glas con el Partido Comunista Chino.

En las últimas semanas hemos visto un intento de linchamiento mediático a Tomislav Topic y a Telconet. Desde varios frentes se ha buscado atacar a la persona y al conglomerado empresarial. Se ha hablado de la devolución de dineros producto de la corrupción. La Contraloría ha filtrado informes de auditoría a contratos de Telconet. Y han surgido videos virales, auspiciados por Teleamazonas, sobre los sucesivos cambios en Arcotel. Hemos visto que ha entrado en la discusión la asistencia penal de China que absuelve a todos los implicados y hemos visto que han redoblado esfuerzos, desde el exterior, para revivir las declaraciones del ex vicepresidente de América Latina de Odebrecht.

(¿Por qué el Vicepresidente de América Latina no dice nada sobre los sobornos a Carlos Pólit?)

Estamos presenciando una intestina lucha geopolítica que la mayoría no podemos entender porque no podemos hacer zoom out. La disputa económica entre EE.UU. y China está acalorada y se lleva a cabo principalmente en el ámbito de las telecomunicaciones, eje de la economía del siglo 21. Así como en el siglo 19 la disputa era por el dominio de los océanos, en el siglo 21 la disputa es por el dominio de las telecomunicaciones. A nivel tecnológico (hardware), a nivel de penetración de mercados, a nivel de repositorios de datos, a nivel de software, etc. Hace pocos meses, el gobierno de Trump casi quiebra a ZTE (gigante de telecomunicaciones china) mediante sencillas sanciones judiciales y económicas. Estados Unidos sí quebró a un fabricante chino de microchips con sanciones económicas. Hoy, ha encarcelado a la vicepresidenta financiera de Huawei, otra gigante de las telecomunicaciones china. Y Estados Unidos ha revelado que va a sancionar a Huawei por robo de tecnología, con implicaciones de futuro abastecimiento tecnológico que llevarían a la quiebra de Huawei.

Resulta que uno de los países que mayor penetración de las empresas de telecomunicaciones chinas en América Latina es Ecuador. Y que empresas chinas osaron asociarse a un proyecto liderado por un conglomerado empresarial de capital ecuatoriano para construir un cable submarino. Y resulta, que Huawei y ZTE son los principales socios tecnológicos de la empresa estatal de telecomunicaciones del Ecuador: CNT-EP.

A Santiago Cuesta se le filtró que él gestionó el contrato de la valoración para la privatización de las ganancias de CNT y estatización de las deudas de CNT (pasivos no laborales, incluyendo con los chinos). El contrato de valoración en sí mismo tiene varias irregularidades: tráfico de influencias, régimen especial sin licitación, contratación a dedo sin presupuesto referencial, con empresa en paraíso fiscal/régimen fiscal preferente, con arbitraje internacional. Pero además, hay un enorme conflicto de interés: la empresa a ser contratada está vinculada a una gran transnacional estadounidense de las telecomunicaciones: Verizon.

Resulta que Trump ubicó como jefe de la “Arcotel” estadounidense, la Federal Communications Commission (FCC), a Ajit Pai, ex abogado de confianza de Verizon. Entra Manafort…

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