Hay historias que nos marcan. Mujeres que logran amamantar, mientras que otras, lo han intentado todo y no han podido darles más que unas gotas a sus hijos. Tanto así que, del 1 al 7 de agosto se celebra, en más de 170 países, la Semana Mundial de la Lactancia Materna para fomentar la lactancia natural y mejorar la salud de bebés de todo el mundo.

Esta semana se conmemora también la ‘Declaración de Inocenti’ firmada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 1990, que estableció las bases para la protección, fomento y apoyo a la lactancia materna como una de las formas más eficaces de asegurar la vida de los niños y niñas.

En el mundo, millones de mujeres han levantado su voz para ejercer libremente el derecho a la lactancia materna. Y es que el pecho de la madre es el mejor envase que existe. Pero hoy en día, no resulta fácil combinar la lactancia con la vida laboral. Todavía nos queda eliminar las barreras como: licencia de maternidad limitada, el desconocimiento sobre amamantar y la falta de apoyo para ejercerla.

La OMS asegura que las madres deben mantener la lactancia materna durante el horario laboral. Para lograrlo, es necesario que las instituciones -públicas o privadas- adapten las condiciones de trabajo, por ejemplo, mediante la baja de maternidad remunerada, el trabajo a tiempo parcial, guarderías, instalaciones para amansar, extraer o recoger la leche y pausas para dar pecho.

LACTANCIA MATERNA EN CIFRAS

Los estudios demuestran que la leche materna es la más saludable para los niños y para las madres. En el mundo, solamente el 38% de los niños menores de seis meses reciben leche materna exclusiva y solo el 39% de niños de 20 a 23 años de edad se edad se benefician de esta práctica, según cifras del Fondo de las Naciones Unidas para la infancia (Unicef).

Asimismo, la Organización Mundial de la Salud calcula que la lactancia materna reduce, a largo plazo, un 30% el riesgo de obesidad y un 35% la posibilidad de sufrir diabetes. También, ayuda a que los adolescentes y adultos que fueron amamantados de niños tengan menos tendencia a sufrir sobrepeso u obesidad.

Por otro lado, la lactancia materna podría evitar: 800mil muertes infantiles -alrededor del 13% por ciento de todas las muertes de niños menores de 5 años- y más de 20mil muertes por cáncer de mama -por cada uno de los dos primeros años que una madre amamanta durante su vida, se reduce en un 6% su riesgo de desarrollar cáncer de mama invasivo-, de acuerdo a la nueva Serie sobre Lactancia de la revista The Lancet. 

En este sentido, la OMS recomienda que la lactancia sea exclusiva en los primeros seis meses de vida para conseguir un crecimiento, desarrollo y salud óptimos. Luego, los niños y niñas pueden seguir amamantando hasta los 2 años, con alimentos complementarios. 

POLÍTICAS A FAVOR DE LA LACTANCIA

A pesar de las alarmantes cifras, la lactancia materna se está estancando. Por ello, como parlamentaria andina, presenté una declaración instando a los países a apoyarla. Las políticas públicas de salud de nuestros países siempre deben enfocarse en precautelar los derechos de los más vulnerables.  

Necesitamos promover la lactancia materna, así como, velar para que no se imponga la comercialización de alimentos complementarios en menoscabo de la lactancia natural. Las leches artificiales no contienen los anticuerpos presentes en la leche materna. De hecho, si no se elaboran adecuadamente, conllevan riesgos asociados al uso del agua insalubre y de material no esterilizado. 

Igual de necesario es generar conciencia y sensibilizar a las personas de la región andina sobre la importancia de la lactancia natural y su preponderancia sobre cualquier otro método de alimentación para los niños y niñas. 

¡NOS SUMAMOS!

Ante la actual crisis climática que enfrentamos, el mejor alimento que podemos darle a los niños está al alcance de nuestras manos. Nos sumamos al lema de la Semana Mundial de la Lactancia Materna 2020 “Apoyar la lactancia materna contribuye a un planeta más saludable”. 

Amamantar es un recurso natural, seguro y renovable, evitando así el consumo de agua, luz y recipientes. Pero, también está demostrado, de acuerdo a datos de la Alianza Mundial para la Acción de Lactancia Materna (WABA, por sus siglas en inglés), que la alimentación artificial deja una importante huella ambiental que contribuye al aumento de gases de efecto invernadero que causan el calentamiento global y el cambio climático.

Sin lugar a duda, necesitamos reforzar la cultura de la lactancia materna, a través de políticas públicas y programas propicios para fomentar la lactancia, que involucre todos los escenarios: el trabajo, estudio y apoyo familiar, Todos los actores involucrados debemos mejorar y auspiciar más los beneficios de amamantar. Y, por qué no, contribuir a un planeta más saludable.

Por Editor