Por Rodrigo Rangles Lara

Los últimos acontecimientos pusieron en evidencia el fariseísmo ideológico y político de esa variopinta gama de partidos supuestamente socialdemócratas, camuflados izquierdistas y  fanáticos neoliberales, en su desesperado afán de evitar el triunfo del fantasma “Correista” que, en cambio, amenaza sacarlos del poder en alianza con los  sectores populares.

Ninguna gracia le hará al doctor Rodrigo Borja, Socialista Democrático de verdad, al escuchar que  Xavier Hervas, candidato presidencial de la “nueva” Izquierda Democrática y una parte de los dirigentes del humanista partido que fundó, aparezcan  transmutados en neoliberales, cuando  su vida ha sido ejemplo de lucha decidida contra esa inhumana tendencia enarbolada, en su hora, por el ultra derechista socialcristiano León Febres Cordero.

Ese señor Hervas, empresario devenido en político, que según informan es adherente de última hora, propuso muy suelto de lengua  la conformación de un frente anti correista con el banquero del feriado bancario y el camuflado neoliberal Yaku Pérez, amnésico de los beneficios que  gozó  durante la administración de la Revolución Ciudadana.

Pretenden ganar la segunda ronda electoral sumando los votos obtenidos por esa trilogía de embusteros, el 7 de febrero pasado, sin darse cuenta que los votos no se endosan, que el pueblo rechaza las imposturas, los amarres de las trincas y, sobre todo, repudian cuando le tratan de pasar “gato por liebre” como pretenden esos falsos socialdemócratas, los Yakus “nacionalistas” cercanos a los intereses de la embajada norteamericana y los banqueros usureros, con una falsa aureola de  espíritu social.

Sin embargo, viven tan inseguros que acuden a  desesperados  acuerdos, en contubernio con el  incompetente y parcializado Consejo Nacional Electoral,  para evitar una ruptura entre esas dos opciones presidenciales,  inventando un ilegal reconteo de votos, con el fin  de definir al líder del proceso y tomar la ansiada posta del traidor Moreno, en Carondelet.

La disputa de liderazgo, entre esos dos segundones, se apalanca también en el  apoyo de dirigentes de una partidocracia derechista y antinacional; los infaltables poderes fácticos, especialmente mediáticos mercantiles; sin descontar la Organización de Estados Americanos (OEA), especialista en manipular procesos comiciales, el Departamento de Estado y sus filiales de inteligencia.

La evidencia de la mano extranjera, en este tramo del proceso, está en el truculento montaje del supuesto financiamiento del Ejército de Liberación Nacional (ELN) a la campaña de Andrés Arauz, la expedita participación de un experto en fakenews, el Fiscal Francisco Barbosa, de Colombia –  cuadro del narcotraficante y paramilitar Uribe-   y,  la agenciosa intervención de la Fiscal 10/20 que camina a pasos de tortuga cuando se trata de investigar a Moreno y su gavilla.

Este urdido complot se estrellará contra la verdad, como sucederá con ese enfermizo “anticorreismo” levantado como consigna de campaña; porque el pueblo descubrirá que la verdadera confrontación no está entre correistas y odiadores del Correismo sino entre el progresismo humanista, levantado desde Unión por la Esperanza y el inhumano neoliberalismo, de la derecha ecuatoriana.  

A la luz de los últimos acontecimientos muchas máscaras han caído. El Yaku, por ejemplo, se desnudó completo. Los antiguos amores con el banquero no fueron obra de coyuntura ni de un desliz momentáneo, ahora ha demostrado que la esencia de su pensamiento es neoliberal y el supuesto izquierdismo en defensa de los indígenas sólo un disfraz.

Se dice defensor de medioambiente y protector del agua. Yaku es la careta, Carlos es el verdadero, porque – según testimonios de conocimiento público – como abogado ha propiciado concesiones mineras en su propia provincia y sus huestes paramilitares, con un asesinato de por medio,  deja vacío su discurso pacifista que le llevó y le lleva a tildar de “dictador” a Rafael Correa.

¿Alguien puede confiar en una fichita así? Varios dirigentes indígenas comienzan a tomar distancia de Yaku o Carlos y, entre ellos, algunos de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), sustento de Pachakutick, su brazo político y pilar clave de esa candidatura presidencial que se desmorona por mérito propio. Hacen bien en poner distancia, porque si, en hora mala, llegase a la Presidencia, les sucederá lo mismo que Moreno hizo con Correa y  la Revolución Ciudadana

En realidad, Lasso y Pérez, “son ídolos con pies de barro”. Sus auspiciantes de dentro y fuera están conscientes de esa realidad y, por eso, maquinan permanentemente patrañas antidemocráticas para confundir al pueblo e impedir, valiéndose de cualquier artilugio, el acceso al poder  de la Revolución Ciudadana.

A contrapunto de todo este maquiavelismo político, con mascarilla democrática, estará la sabiduría, inteligencia e imaginación de la dirigencia del partido y del Frente por la Esperanza, donde confluyen los sueños de la militancia y el pueblo ecuatoriano. El triunfo definitivo obliga a sumar, estar vigilantes de los errores, olvidarse de individualismos, aprender a pensar en términos colectivos y desterrar el sectarismo.

La alianza verdadera  está con  organizaciones sociales del campo y la ciudad, juntos construirán   una fuerza superior en procura de concretar las causas justas, defender los intereses populares, el porvenir e independencia de la patria, la integración latinoamericana, en otras palabras, un gigante invencible con principios y metas claras que lleve a la construcción de una nueva sociedad, donde el ser humano esté por encima del dinero.

Persistir en el empeño es un imperativo, porque la experiencia dice que las posibilidades potenciales  de los pueblos y las revoluciones verdaderas, son superiores a cualquier imaginación.

Las caretas por los suelos, facilitan el triunfo de los auténticos, en alianza con el pueblo.


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