Nebot está ardido. Su alianza superestructural con Fidel Egas ha sido vaciada de contenido en la Sierra. No podemos olvidar que los candidatos vicepresidenciales de Cynthia Viteri, en 2006 y en 2017 fueron directivos bancarios, cercanos a Fidel Egas. Pensando en el 2019, la alcaldía de Quito era la última apuesta de Egas para mantenerse junto a los socialcristianos y sostener la vieja alianza. Mauricio Pozo (ex binomio de Cynthia Viteri en 2017) era el pre-candidato socialcristiano a la alcaldía de Quito. Cuando Pozo renunció a esa pre-candidatura a nombre de la “unidad” había que sospechar que algo pasaba. Y más aún cuando a Pozo lo terminó remplazando Paola Vintimilla. Egas decidió apostar por su gran amigo y ex alcalde, Paco Moncayo. Con la derrota de Moncayo, Egas se distanció y se fue llevando a los Pozo, a los militares, a su facción de la Iglesia y a la ID de vuelta a Quito. Los capitales financieros quiteños asimilaron rápidamente la derrota por la falta de unidad de la derecha en la elección municipal y Egas, desde Madrid, plegó a la Democracia Cristiana 4.0.

La restauración conservadora significa literalmente un viaje al pasado. Las fuerzas que asesinaron a Jaime Roldós se volvieron a unir en una Democracia Cristiana 4.0 (DC4.0). (Esta DC4.0 no es solo Diners Club, por si acaso.) Es mucho más parecida a la Democracia Cristiana 1.0 del bloque de poder con el que gobernó Osvaldo Hurtado que a sus dos anteriores versiones: la DC2.0 de la Democracia Popular de Jamil Mahuad y la extinta UDC de inicio del siglo XXI de Carlos Larreátegui y Diego Ordóñez. La DC 1.0 era una red que -a la vez- era de centro izquierda y de centro derecha, muy articulada a Washington, a los sindicatos tomados por la CIA, a algunos movimientos sociales, es decir, tenía a la Izquierda Cristiana y tenía a los banqueros. El referente era Osvaldo Hurtado.

Los cortos de memoria ya olvidaron la reciente fusión entre CREO y la UDC pero que venía trabajándose desde 2016. Lo que podía percibirse como una fortaleza de Lasso fue más bien el preludio de su giro. Con el reciente fracaso electoral de Lasso, todas las fuerzas que componen la UDC apuntan a tomarse los poderes fácticos. El camino electoral ha sido un fracaso. Lasso decide salir de la oposición ideológica “libertaria” y asume una posición pragmática, más que todo como financista (que espera su retorno financiero), de la toma de los poderes fácticos mediante las prácticas del reparto. Así se entiende la alianza en la Asamblea, algunos cargos en el Consejo Electoral, la Judicatura, el Ministerio de Finanzas y las medidas en el seno de la Junta Monetaria. No es casual que Richard Martínez nominó a Angelo Caputti, Presidente del Banco de Guayaquil, como delegado de Ecuador en la Corporación Andina de Fomento. Los negocios ecuatorianos, panameños y caribeños del Banco de Guayaquil son el principal retorno financiero que busca Lasso. Por ello, vale consultar: ¿qué pasó con la sanción de la Superintendencia de Bancos a Lasso por poseer un banco offshore en violación del Código Monetario? Solo un periodista en todo el Ecuador se hizo la pregunta, pero no al aire. ¿Cómo logró el Banco de Guayaquil aumentar sus utilidades en 40% luego de la muerte del dinero electrónico? Probablemente Morsett Holding S.A., una de las nuevas offshore panameñas, a la que Lasso “vendió” su banco, tenga la respuesta.

Julio César Trujillo, Pablo Celi y Lenín Moreno eran también parte del aparato amplio de la DC1.0 que ahora está reciclada en la DC4.0. La DC4.0 también reaglutina a Fidel Egas. Por eso entran Juan Sebastián Roldán y María Paula Romo, quien está afiliada a la Izquierda Democrática. Y por eso Fernando Pozo, histórico gerente del Banco Pichincha, de Fidel Egas, compró al gobierno las acciones de la sucursal panameña del Banco del Pacífico. El Banco del Pacífico, por instrucción del gobierno, vendió un banco offshore por apenas 17 millones de dólares. Es más, el Banco del Pacífico les dio un préstamo a los compradores del banco para que paguen en cómodas cuotas. Entre el grupo de compradores estuvieron Michel Deller Klein, presidente del club de fútbol Independiente del Valle, Munir Abedrabbo Larach, director en la Cámara Binacional Ecuatoriano Italiana, Carlos Coronel Loayza, Flavio Tepper, Eduardo Caballero, Diego Molina, Juan Pablo Rosero y Andrés Angarita. La matriz guayaquileña del Banco del Pacífico es la joya de la corona. Lasso la quiere, pero Egas ya se adelantó. Seguramente la compartirán entre ambos. (Si el ex Presidente del Directorio del Banco del Pacífico, Leonardo Vicuña, hablara, aprenderíamos mucho, pero está chantajeado con la vida de su hija.)

La reciente pelea de CORDES contra los libertarios de Guayaquil es la punta del iceberg de un resentimiento de los libertarios en contra de Lasso por haber cedido ante Osvaldo Hurtado. Algunos también recordamos la reciente pelea contra Larreátegui por echarle flores a Jamil Mahuad. Los libertarios del Instituto Ecuatoriano de Economía Política recuerdan al Ecuador que Mahuad tomó esa decisión a regañadientes, así como la DC4.0 acepta a regañadientes que quiere volver a controlar la moneda nacional, una vez que se han hecho del control del Estado. Para ello, necesitan garantizarse el control “autónomo” del Banco Central con el apoyo del FMI, como ya lo anticiparon varios analistas. Pero en este caso, la Constitución es clarísima respecto a la no autonomía del Banco Central. Da igual. Hurtado jamás creyó en Montecristi, él va por “su” constitución del cuartel de Sangolquí. Luego de unos acomodos rápidos con la bendición del FMI que incluyen las privatizaciones y las reformas del Banco Central, se viene una campaña salvaje para derogar la Constitución de Montecristi y, mediante referéndum, volver a la de Sangolquí.

Nebot está ardido. Su bloque de poder está amenazado. Él buscará defender al Banco del Pacífico para que quede en manos del Estado. No quiere arriesgar que todo el poder del crédito se dirija a la capital: al capital financiero quiteño. Con Lasso jurando lealtad al capital financiero quiteño, a Nebot le tocará aliarse a los Eljuri y a otras fuerzas…

Estos momentos son cruciales: por un lado, con su medio subsidiario (como lo es diario El Universo), los socialcristianos le sueltan las riendas a Illingworth (en su columna titulada “Quito: un mundo sin límites”, haciendo alusión al slogan de Diners Club de Fidel Egas)… Por otro lado, las hijas de Febres-Cordero todavía llaman a la unidad de las élites. Pero no lo lograrán, esta es una operación con el aval de Washington planificada minuciosamente desde hace años para, mediante el capital financiero, apropiarse de las pocas capacidades productivas estatales y privadas fortalecidas en la última década (incluyendo la del agro y de la industria socialcristianas). Ya sin alcaldía y con la traición inminente de Cynthia Viteri, a Nebot le quedará apenas un puñado de (empresarios del agro y la industria) leales en la Asamblea.

¿Cuál es nuestro rol, ciudadanía krítica? Visibilizar y profundizar las contradicciones entre estas facciones del capital. Mejorar nuestra capacidad de análisis. Meternos más a fondo. Recordar que el país es más que las élites de Quito o Guayaquil. Poner a Manabí en el primer plano. Trabajar en el resto de provincias. Darle fuerza al sector financiero popular y solidario como alternativa al capital financiero de la élite. Construir un frente amplio y minar la superestructura montada por ellos. Impedir las reformas que le dan “autonomía” al Banco Central (entiéndase, control del BCE al capital financiero de la DC4.0). Evitar las privatizaciones de las élites democratacristianas disfrazadas de transnacionales gringas con dinero lavado mediante las offshore.

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