Los resultados de un excluyente modelo de gestión de ciudad, en la que el coronavirus, se ha ensañado. Las muertes de miles de guayaquileños, tiene nombre y apellido.

En 1992 el ex Presidente de la República León Febres Cordero Rivadeneira, asumía la alcaldía de Guayaquil, y con se inició un proceso de administración continua de la ciudad, de parte del PSC, que dura. cerca de tres décadas.

Durante estos últimos 30 años, la ciudad se orientó por un modelo de gestión, que priorizó como fuentes de acumulación de plusvalía, la especulación financiera; los negocios inmobiliarios, impulso a obras públicas y privatizaciones, vía concesión de cobertura y prestación de servicios públicos básicos.

Todas actividades articuladas a fortalecer el modelo excluyente de gestión administrativa y financiera, que determinó que la ciudad pierda gran parte de su parque industrial, al mismo tiempo que se desarrollaba un proceso migratorio, que terminaría destronando a la ciudad, como el asentamiento poblacional más populoso del país, puesto que hoy ocupa la capital de los ecuatorianos, la ciudad de Quito.

La ciudad de cerrito verde, de la culata, se extendió y sus límites alcanzaron cantones vecinos, convirtiéndose en una gran conurbación, que por el momento agrupa a ciudades como Samborondón, Duran, seguidas muy de cerca de Daule y Salitre, que pronto se integraran a la conurbación denominada como zona de planificación ocho.

Este desarrollo y expansión urbana, ha determinado el reposicionamiento de los cantones que integran la conurbación. De esta forma la inversión inmobiliaria destinada a dotar de bienes y servicios a un sector de clase media y alta de Guayaquil, marco la ola migratoria hacia el cantón (*) Samborondón, mientras que los sectores pobres de la ciudad lo hicieron hacia Duran.

Duran, el otro cantón de la conurbación, se convirtió en polo de desarrollo industrial, esto gracias a la instalación de buena parte del parque industrial de Guayaquil, lo que ha convertido a este cantón en la tercera ciudad en inversión industrial, así como la sexta en población del país.

Durante estas casi tres décadas, la administración de las elites de la ciudad, abandonó aceleradamente el gasto social y la construcción de políticas públicas encaminadas a resolver la prestación y cobertura de servicios públicos básicos en Salud, Educación, salubridad, agua potable, alcantarillado, recolección de desechos, desarrollo infantil, discapacidad, adultos mayores, etc., etc., etc….

Para lograrlo, recortaron los limites urbanos de la ciudad, dejando fuera de la misma a centenares de miles de personas, a las que se negaba la prestación y cobertura de servicios, con el argumento de que estaban fuera de los limites urbanos, sin embargo, para la obtención de rentas, es decir transferencia del Estado para la estructuración del Presupuesto de la ciudad, sin aparecían en la estadística municipal.

Es necesario señalar que el Presupuesto de los gobiernos autónomos descentralizados, reciben recursos por densidad poblacional, por Necesidades Básicas Insatisfechas, hasta por eficiencia administrativa, etc.

En todos estos rubros la ciudad recibe rentas del Estado central, y esa es la razón por la que la ciudad olvidada, la zona urbana marginal, ubicadas fuera de los limites urbanos, si cuentan a la hora de recibir estas rentas. Este es el caso de 350.000 guayaquileños que habitan en el norte pobre, porque los límites de la ciudad solo llegan hasta la vía perimetral.

Otro dato que revela la astucia y audacia de los administradores de la ciudad, y por el que reciben decenas de millones de dólares en transferencias del Estado, es el de la denominada eficiencia administrativa. Los administradores de la ciudad han repetido una mentira miles de veces hasta convertirla en verdad.

Ellos dicen que el 85% del Presupuesto de la ciudad, se utiliza en gastos o cuentas de inversión, mientras que apenas el 15% se utiliza para gasto corriente, datos que lo convierten en “la mejor gestión administrativa” de las ciudades del país.

En realidad, la administración municipal maquilla gasto corriente y lo presenta como cuentas de inversión, tal es el caso de miles de trabajadores de agua potable, recolección de basura, de mantenimiento de áreas verdes y espacios públicos, trasportación, etc., es decir gasto corriente que se paga vía (*) fundaciones semi privadas, a las que el Municipio de l ciudad viene desembolsando centenares de millones de dólares, como cuentas de inversión.

Hace 28 años, el Alcalde Febres Cordero, inició este perverso modelo de gestión, con el argumento de Rescatar a Guayaquil, inaugurándose el desmantelamiento de área social y el recorte a inversión pública en infraestructura de sanitaria, educativa, cultural, deportiva, etc., etc.

De esta forma se entregó la tradicional educación municipal, con el argumento de que los municipios no deben tener estas competencias, Febres Cordero al finalizar su gestión terminaría privatizando hasta los baños públicos municipales, las casas hogar municipales, etc., etc.,  

En ese marco, la política pública social fue reemplazada, por el “voluntariado guayaquileño” que pasó a recibir durante estos 28 años, centenas de millones de dólares de fondos de la ciudad, para las más diversas actividades filantrópicas y novelerías de todo tipo.

De esta forma se activó una fundación madre, denominada la Asociación de Coordinadoras de Organizaciones sociales del Guayas (ACORBOL) creada como organización sin fines de lucro, cuyo fin es el de promover los grupos de trabajo y acciones de filantropía y voluntariado en las más diversas áreas; Salud, Educación, Protección de menores en alto riesgo, adultos mayores, Discapacitados, Medio ambiente, Civismo, Cultura, Recreación, Rehabilitación, Desarrollo de la Comunidad, cuyas redes se extienden por amplios sectores urbanos marginales, los que inclusive han sido utilizados en diferentes ocasiones en marchas de respaldo a  personeros municipales, cuando han requerido pulsear a los gobiernos de turno, siempre con el mismo  lema “con Guayaquil, no se metan”.

Acorbol, ha logrado articular para su gestión a cerca de un centenar de fundaciones, entre las que encontramos las siguientes:

1.- Asociación de enfermos incurables; 2.- Amigos de Fasinarm; 3.- Domund: se dedica a garantizar actividades misioneras pontificias; 4.- Fundación Fibrosis Quística; 5.- Fundación Eduardo Arosemena Monroy, que regenta la Casa del Hombre Doliente; 6.- Fundación Nuestro Corazón por l Niñez; 7.- Fundación María madre de la Unidad; 8.- Fundación de Damas de ganaderos del Litoral; 9.- Fundación Huancavilcas, que logro desmovilizar a importantes dirigentes barriales, que protestaban contra  el servicio prestado por la Metrovía,  esta fundación los contrató como vigilantes, y allí termino la protesta; 10. Fundación Cooperadoras Salesianas; 11.- Fundación María Guare, dedicada a trabajar con mujeres; 12:- Fundación Gurvoinfa; 13.- Oscus; 14.- Renovación Católica Carismática: 15.- Corporación Compartir, vinculada a Hogar de Cristo; 16.- Fundación Mano Amiga; 17.- Fundación Santa  María del Fiat; 18 Fundación Niñez Internacional; 19.- Fundación Protectora de Animales; 20.-  Agencia de desarrollo de recursos asistenciales (adventista) ; 21.- Asociación de Guías Scout; 22.- AVE; 23.-  Benemérita Sociedad de Beneficencia de Señoras: 24.- Fundación Nuevo Mundo; 25.- Sociedad Femenina de Cultura; 26.- Fundación Pro Vida,   creada para proteger la vida desde su concepción, hasta su finalización; 27.-Fundacion Centro Cívico;28.- Fundación AMAS trabaja en mantener las aldeas SOS;29.- Comité de Damas de la Sociedad Protectora de la Infancia; 30.- FANN, fundación que promueve la adopción de niños; 31.- Fundación Crecer; 32, Fundación de las Damas de la Caridad; 33.- Serli;34.- Comité de Damas de Solca; etc., etc., etc.

Por supuesto las cabezas de estas fundaciones, son las damas y matronas guayaquileñas, dedicadas a la filantropía, con dinero ajeno, reemplazando mediante obras de caridad, y voluntariado políticas   publicas estructurales, que se deberían aplicar desde el gobierno cantonal.

En conclusión, en Guayaquil, las tres administraciones socialcristianas que administran la ciudad, durante 28 años, no construyeron una sola infraestructura con fin social alguno. Todo el dinero se canalizó hacia estas organizaciones de la sociedad, que fueron en definitiva las que prestaron desde la óptica y diseños de filantropía, la asistencia social de a ciudad.

Esta es la razón por lo que la ciudad, no contó en estos tiempos de pandemia con ninguna infraestructura adecuada para enfrentar la letal pandemia del coronavirus, y al contrario en gobierno cantonal careció de la más misma política sanitaria.

Como si toda esta tragedia fuera poco, los bines públicos municipales, que, en 1876, fueran entregados a la Junta de Beneficencia Municipal, que luego serían usurpados, tampoco prestaron ayudas sociales a los ciudadanos que requirieron sus servicios.

Esta es la ciudad excluyente que se construyó en los últimos 28 años, por lo que resulta paradójico, que a alguien con un mínimo de conocimiento de esta realidad, se hay ocurrido nombra como cabeza de gobierno para enfrentar esta crisis humanitaria, justamente al causante directo de las miles de muertes de guayaquileños a causa del coronavirus.

Si existiera alguna justicia, ya deberían estar en prisión Nebot y codearía Viteri, por los daños irreparables causados, tan solo para graficar este cruel escenario, señalamos que en entre febrero y marzo del 2020, la Alcaldesa Viteri, dono cerca de dos millones de dólares, a organizaciones diversas entre las que encontramos a Centro ecuatoriano norteamericano con trecientos mil dólares, a la Alianza Francesa, doscientos mil, al ex jugador de tenis Andrés Gómez cincuenta mil,  a otra damas caritativas trecientos mil, etc., etc., mientras con bombos y platillos donaba ataúdes de cartón que se deshacían con los líquidos que los cadáveres en descomposición emanaban.

Lo triste de esta historia, es sin lugar a dudas que los medios, propiedad de estas elites que se han enriquecido con los dineros de los guayaquileños, nos siguen vendiendo a estas figuras tenebrosas, como los adalides de la vida.


Por Editor