LO BUENO
La moda impone y revela, más si el objetivo es llamar la atención. Bien por aquellos candidatos “tiktokeros” que han hecho de esa red social un “revelador” de sus reales condiciones políticas. ¿Nombres? No son más de dos, máximo tres. Por suerte, los asesores de imagen cobran bien por recomendar a sus clientes construir un minuto de fama política. ¿Así se redistribuye mejor la riqueza?
LO MALO
Los periodistas “lassistas” están desesperados y creen que utilizan más de una neurona para combatir a quien lidera las encuestas. O sea: desde sus prejuicios y su falsa neutralidad atacan y difaman, mientras silencian las barbaridades de su candidato. ¿Entonces? Nos quedan cinco semanas de una expresión notable del “periodismo militante”, con todas sus bascosidades y babosadas. ¿Hagan apuestas de quién se gana el premio mayor?
LO FEO
Los defensores a ultranza de la libertad de expresión (léase irónicamente), que aspiran a la Presidencia o a una curul en la Asamblea, desde su liberalidad y moralidad, no han dicho ni pío a favor de la liberación definitiva de Julian Assange. Incluso aquel que quiere ser asambleísta nacional, aquel que compró su título de periodista en la Universidad de Colombia, a pesar de declararse libertario fanático, se ancló a la agenda de cierta embajada para callarse.