Por Erika Sylva Charvet

Frente al indiscutible triunfo electoral del binomio Arauz-Rabascall en las elecciones del 7 de febrero de 2021,  proclamado en la madrugada del 21 de febrero por el Consejo Nacional Electoral (CNE),  y al  desempeño del presidenciable en su gira por los EEUU, que le permite avanzar de frente por la gran avenida de la segunda vuelta, se ha  transparentado el movimiento de tenaza orientado a atacar su candidatura desde los flancos del propio Estado, ciertas organizaciones de la sociedad civil y fuerzas extranjeras, con el fin de consolidar el golpe electoral en curso. De hecho, las fichas de este movimiento en todos los flancos se enmarcarían claramente en el injerencismo imperial sobre el proceso electoral. Veamos por qué.

Desde el flanco del Estado, la operación es una consecuencia directa de la descomposición del Estado de Derecho abierto con la consulta popular (2018) que ha sido, al mismo tiempo, un proceso de consolidación del control imperialista sobre todas las superestructuras políticas-jurídicas e ideológicas del Estado, por lo que sus máximas “autoridades” se convirtieron, en realidad, en operadores/as políticos del imperio:  desde el presidente, ministros/as claves, el aparato judicial, de control y participación social, electoral, etc, Todas estas instancias intervinieron en algún momento, por su cuenta o en contubernio, para bloquear ilegal e inconstitucionalmente al progresismo en su participación electoral. Y en el momento actual, también lo están haciendo.  Ante los ojos atónitos de la ciudadanía nacional e internacional, el ejecutivo, la contraloría, la fiscalía, el sistema judicial, actúan para intervenir en el sistema electoral delatando abiertamente la intención de postergar la segunda vuelta programada para el 11 de abril.

Desde el flanco de la sociedad civil, también se atestigua esta asociación de intereses imperiales y liderazgos criollos parapetados bajo etiquetas populares, cultivada desde hace décadas, en los que más peso intelectual y moral tiene una llamada telefónica del Embajador de EEUU que los procedimientos establecidos en la Constitución (2008) y el Código de la Democracia en el escrutinio y los reclamos para el recuento de votos. No escapa a nuestro entendimiento la intención de dar al traste con el actual proceso electoral por parte de estos liderazgos, además de buscar la profundización de la división del campo popular y, probablemente, enfrentamientos de calle con el progresismo, arrastrando en esta vorágine al prestigiado movimiento indígena de octubre de 2019. Adicionalmente, contribuyen a fortalecer la operación de tenaza desde este flanco, otros partidos políticos, ciertos medios de comunicación y especialistas de la parafernalia mediática construida con financiamiento del imperio, que apoyan las acciones ilegales referidas.

La elección presidencial de abril de 2021 en Ecuador, es vital para el interés de EEUU de impulsar el “resurgimiento de su competencia estratégica a largo plazo” (Romano, García Fernández, Tirado, Latjman, 2018) en la región frente a la presencia de China y Rusia, en el marco de la actual recomposición del poder mundial en el que se verifica un declive relativo de EEUU y Occidente y un ascenso de Asia Pacífico (Merino, 2020). Ya en 2019 y en 2020, el progresismo de Argentina y de Bolivia se impuso, contra todo pronóstico, a estos planes imperiales.  En ese marco, EEUU estaría dispuesto a mover todas sus fichas para impedir el triunfo del progresismo en Ecuador también desde el flanco externo.  Hemos atestiguado ya el montaje desinformativo de un medio de comunicación colombiano y los burdos movimientos de las fiscalías colombiana y ecuatoriana encaminadas a cerrar la operación tenaza, intentando la descalificación de la candidatura que ha recibido el consenso de la mayoría en las elecciones del 7 de febrero. ¿Y qué decir del silencio de la OEA frente a los intentos de desestabilización del proceso electoral?

Durante cuatro años el Ecuador ha enfrentado una guerra de posiciones entre el imperalismo y sus lacayos criollos y las fuerzas democráticas, progresistas y de izquierda defensoras de un proyecto nacional, soberano y latinoamericanista.  A cada paso, un bloqueo ilegítimo y una legítima denuncia y resistencia nacional e internacional  para su desbloqueo. Esa ha sido la historia de todo este período que culminó con el triunfo electoral progresista del 7 de febrero de 2021.  Y lo sigue siendo, esta vez, para impedir el intento de golpe electoral en curso y defender el derecho del pueblo ecuatoriano a decidir su destino democráticamente en la segunda vuelta electoral del 11 de abril de 2021.Q

Fuentes

MERINO, Gabriel (2020). Reconfiguración del mapa del poder mundial: ascenso de Asia-Pacífico y el declive de Occidente. CLACSO, Observatorio Social del Coronavirus, 5 de noviembre.  Recuperado en https://www.clacso.org/reconfiguracion-del-mapa-del-poder-mundial-ascenso-de-asia-pacifico-y-el-declive-de-occidente/  Visitado el 16 de noviembre de 2020.

ROMANO, GARCÍA FERNÁNDEZ, TIRADO, LATJMAN (2018). América Latina “bajo amenaza”: escenarios y operaciones militares de EE. UU. en la región.  En CELAG, 9 de abril.  Recuperado en https://www.celag.org/america-latina-bajo-amenaza-escenarios-y-operaciones-militares-de-ee-uu-en-la-region/  Visitado el 13 de junio de 2019.

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