Por José Miguel Sánchez Giraldo
- Un Estado de cosas Inconstitucional
Durante las últimas tres décadas la extrema derecha, económica, política y paraestatal, desplegó su maldad contra la Constitución de 1.991. La cresta de su contrarreforma fanática se materializó con la reelección presidencial y la búsqueda de un tercer período, que instaurara a Álvaro Uribe Vélez como su presidente eterno.
Copia fiel de los mandamientos de la Camorra, decidieron cobrar desquite, tomando dos de las decisiones políticas más nefastas del siglo XXI: hacer trizas el Acuerdo de La Habana y castigar al país con la maldición de la presidencia de Iván Duque.
Las perversidades no se hicieron esperar. En el campo y la ciudad se multiplicaron los asesinatos de los liderazgos sociales, defensoras de derechos humanos y ambientales; el desplazamiento forzado y el despojo de tierras continúa; la pobreza, la indigencia y el hambre aumentan dramáticamente. En medio de la pandemia, la inequidad ´-con su brecha malvada llenaron aún más las arcas de los banqueros-, se profundizó con medidas de gobierno que hicieron a los ricos más ricos, desestimó las necesidades de la pequeña y media empresa, a la clase media la empobreció y a los pobres los condujo a la miseria: el último informe (2.021), de organismos internacionales contra el hambre (FAO, ABACO), es lapidario: 54.2 % de la población colombiana vive en inseguridad alimentaria, 16 millones de personas comen dos o menos veces al día, 5 millones de persona sufren o sufrieron hambre¡¡¡. El Departamento Nacional de Estadísticas (DANE), no los desmiente: reconoce que 21 millones de colombianos se encuentran en pobreza monetaria y 7.4 millones de personas viven en pobreza extrema.
Los estudios denuncian que cerca del 11% de la niñez colombiana menor de 5 años tiene desnutrición crónica, “lo que significa que en el país hay más de 500 mil niños que padecen esta enfermedad irreversible y que les impide su adecuado crecimiento y desarrollo”. Así lo explica Gustavo Petro: como el hambre no encuentra alimento en el estómago de los niños, se les devora el cerebro. Un crimen de Estado, digo desde la indignación.
2. Los Nadies
Esas cifras frías que en nada conmueve a las gentes de bien, aparecen como sujetos políticos demandantes de atención y derechos en la voz de Francia Márquez. Ella los llama los NADIES, los hijos del Neoliberalismo. La resultante de una violencia estructural atizada por violencias raciales y de género. Francia les encarna en su cuerpo, en su memoria y en su proyecto de futuro. Es la herencia intelectual de Los despojados de la tierra (Franz Fannon), la denuncia poética de Eduardo Galeano.
Francia Rotundamente Negra, rememora el poema de Shirley Campbell Barr:
Rotundamente Negra
Me niego rotundamente
a negar mi voz
mi sangre
y mi piel
Y me niego rotundamente
a dejar de ser yo
y dejar de sentirme yo
a dejar de sentirme bien
cuando miro mi rostro
en el espejo
con mi boca
rotundamente grande
y mi nariz
rotundamente ancha
y mis dientes
rotundamente blancos
y mi piel
valientemente negra
Y me niego categóricamente a
Dejar de hablar mi lengua, mi acento
y mi historia
Y me niego absolutamente
a ser de los que callan
de los que temen de los que lloran
Porque me acepto
rotundamente libre
rotundamente negra
rotundamente hermosa
Tomado de alponiente