Las informaciones nos inundan por todas partes con gran velocidad y es difícil discernir cuáles son las más acertadas o cuáles son las de mayor importancia, sin hablar de cómo discernir las que son falsas o engañosas. Por una parte debemos quitarnos la ‘mascarilla de los ojos’ y por otra confirmarnos que en la vida ‘no existen los independientes’, ni en política ni en la vida cotidiana.

¡ MASCARILLA EN LOS OJOS !

Nunca faltan las expresiones humorísticas sobre acontecimientos dolorosas… como por ejemplo las mascarillas puestas en los ojos de nuestras autoridades que no quieren ver la situación desastrosa de nuestro país ni su propia corrupción… Pero ¡ojo!, puede ser que a veces nos pongamos ‘mascarillas en los ojos’. En esta semana que pasó 3 informaciones que leí el mismo día en la Agencia de Información Latino Americana (ALAI, con sede en Quito), me llamaron particularmente la atención.

La primera es sobre la cumbre europea de los presidentes para enfrentar el descalabro de la economía de Europa, causado por la pandemia del coronavirus. Por una parte, es la primera vez reconocen públicamente que el sistema liberal falla grandemente para enfrentar y superar la pandemia. No supo, más bien no quiso preverla a pesar de repetidos avisos, como tampoco fue eficaz para superarla. Sin utilizar la palabra reconocen su rotundo fracaso y admiten que habrá que hacer cambios estructurales para reponer en marcha la economía mundial. En Estados Unidos, matriz del neoliberalismo, la catástrofe es terrible: De un lado es actualmente el país que más muertes tiene por el mal manejo de la pandemia y por otra parte en los meses pasados el PIB (Producto Interno Bruto), o sea, la producción nacional de dinero, ¡bajó de más del 32%!, es decir una tercera parte menos… y no hablamos de los ¡40 millones de personas que perdieron su empleo! Por otra parte, ¡oh milagro! las 83 personas más ricas del planeta se ofrecen a pagar más impuestos, porque el sistema financiero mundial no aguanta más el crecimiento de las desigualdades entre quienes tienen fortuna inconmensurable, ¡y son el 1%! frente al resto de la población, sabiendo que en América Latina ¡20% de los pobres van a empobrecer más todavía!

¡Buena noticia!: ¿Será? ¡Por fin los ricos ven el desastre que están provocando¡ Pero, ¡cuidado! ¿No nos estaremos poniendo la ‘mascarilla en los ojos? El documento final de la cumbre europea no afirma en ninguna parte que hay que desechar el sistema neoliberal, sino que hay que corregir sus ‘errores’. Esto significa que la explotación mundial y la destrucción de la naturaleza van a seguir… tal como lo vemos particularmente en Brasil y en Ecuador. En cuanto a los 83 ricos que se ofrecen para pagar más impuestos, quieren evitar que se les llamen ladrones sino ‘buenos ladrones’ y se les quite su fortuna. ¡No seamos ingenuos y tontos!

Segunda noticia, ésta en Estados Unidos: El desfile de una ¡“Milicia negra de autodefensa armada” de 5,000 afro-americanos! en el Estado de Georgia. Afirman que tienen lazos con otras milicias presentes en las grandes ciudades del país. La población negra en Estados Unidos es de 40 millones de personas. En un país donde es libre la venta de toda clase de armas, incluso metralletas y otras armas de guerra, es de preguntarnos cómo va a terminar esta situación. Ya el presidente Trump ha enviado policías en civiles en varias ciudades que arresten a personas que protestan: hasta la ONU ha denunciado estas prácticas. Desde del asesinado del negro George Floyd por la policía el 25 de mayo pasado, se nos informa que las protestas son ¡en “Portland sin violencia por primera vez en 2 meses”! Los grandes medios de información comerciales, tanto internacionales como nacionales, se han puesto ‘mascarillas en los ojos’… para que tampoco nosotros veamos lo que está pasando en el país que se dice modelo de libertad y democracia.

Tercera información: En Ecuador, 2 periodistas, Manuela García y Miguel Ruiz nos preguntan actualmente “¿Qué está en juego?” en nuestro país. Los medios de comunicación nos informan como nunca del grado de corrupción de las autoridades y funcionarios del Estado y de los grandes esfuerzos que hacen los Lasso, Nebot y compañía para dar a conocer nombre y apellidos de corruptos… ¿No tendremos ‘mascarilla en los ojos’ si nos damos cuenta que todo este show es una gran cortina de humo para que sepamos los valientes y pulcros que son y que sí se puede contar con ellos para gobernar el país el año que viene?… ¡y tal vez antes! Escriben nuestros dos periodistas: “La ofensiva que está en marcha se despliega en múltiples frentes pero tiene tal vez dos objetivos centrales: a) la rápida apropiación de las riquezas públicas y privadas (salarios, ahorros, fondos de pensiones, recursos naturales, empresas públicas, etc.) a manos de un puñado de grupos sociales históricamente depredadores de la riqueza social (banqueros, tenedores de bonos, transnacionales); y b) impedir a toda costa que la sociedad ecuatoriana pueda utilizar libremente su voto como instrumento de lucha para demandar un rumbo diferente al de las élites carroñeras.”

Es más que tiempo bajarnos la mascarilla de los ojos… y abrirlos grandemente para impedir que continúe el saqueo del país, nos roben las elecciones que vienen y nos mantengan en las nuevas dictaduras que se prueba en Brasil, Bolivia, Honduras, Paraguay, Chile, Colombia, Honduras… “¡Guerra anunciada no mata gente!” o ¿hemos olvidado que “Satanás se disfraza siempre en ‘ángel de luz’”?

NO EXISTEN LOS ‘INDEPENDIENTES’

Somos tan independientes que hemos llegado a un grado de descomposición social poco visto… No hace falta que Dios nos castigue, nos castigamos más que lo suficiente nosotros mismos. “¡En río revuelto ganancias de pescadores!” Eso salta a la vista actualmente: parece que cada cual agarra lo más que puede de donde puede… Por eso ‘no existen los independientes’: nadie es una isla. Más bien todos somos responsables de todos y de todo lo que pasa, pero preferimos ‘las tinieblas y la oscuridad a la luz’, no queremos ver que somos cobardes, cómplices y encubridores de nuestra propia realidad.

En la Asamblea nocional abundan los independientes. ‘Independientes’, los que robaron las medicinas destinadas a combatir el coronavirus. ‘Independientes’, los que aprueban leyes contra los trabajadores y a favor de la explotación laboral. ‘Independientes’, los que votan a favor de la injusticia y la mentira bajo la argucia de que los ricos nos van a salvar. ‘Independientes’, los que se van de la bancada del gobierno porque ‘el barco hace agua por todas partes’ y no les vale su imagen si quieren volver a presentarse a algún cargo público. ‘Independientes’, los que se aprovechan de su puesto para robar descaradamente en el IESS (Instituto de Seguridad Nacional), en los Ministerios, en las empresas y hasta en el quiosco de la esquina. Las redes sociales abundan de denuncias desde el presidente hasta el portero de la escuela… Somos la vergüenza internacional y vamos de mal en peor.

¿Quién no ha escuchado ‘Yo no me meto en política’ o ‘No me interesa lo que pasa’? Pero sí, exigimos ser bien tratados, aparentamos, damos coimas al policía, alabamos a los corruptos, invocamos a Dios que sabe lo que hace y todo lo tiene controlado… ¡Qué hipocresía la nuestra! El país se va a la ruina, pero “¡Aquí no pasa nada!” Aumentan la pobreza y el desempleo, aumentan la desconfianza y la preocupación, aumentan la mentira y la falsedad, aumentan la angustia y la amargura de los jóvenes que no saben adónde acudir para encontrar trabajo y seguridad para su futuro o sus estudios o su dignidad. ‘Miramos por otro lado’ bajo el pretexto que todo el mundo roba y la crisis es global.

La pandemia está cayendo de maravilla a los que nos gobiernan y nos emplean: logran saquearnos más fácilmente que en tiempos normales. Y lo que viene se vislumbra como más de lo peor. Al nivel eclesial han desaparecido los profetas, los Proaños, los Luna Tobar, los Muñoz Vega… Unos escriben por aquí, otros pocos gritan por allá. Todos contra la corrupción, pero nadie para denunciar y enfrentar las causas de la corrupción que se ampara del sistema neoliberal… porque ‘no hay que meterse en política’. ¡Independientes! Y las cosas siguen iguales y peores.

¿Cuándo se entenderá que todos somos interdependientes, interconnectados, interrelacionados? La pandemia nos lo demuestra: nadie se escapa de esta gripe. Lastimosamente las y los que están con pocas defensas o con enfermedades no resisten y mueren. Un país es un solo cuerpo: lo bueno que se hace en cualquier parte beneficia a todos, como lo malo que uno hace o encubre afecta también a todos. Po eso estamos como estamos: demasiado mal… y sin saber hasta cuándo.

Pero lo podemos saber y cambiarlo si empezamos a dejar de ser ‘independientes’, cobardes, cómplices, encubridores, corruptos; si comenzamos a reconocer que lo más mínimo que hacemos en bien o en mal repercute sobre el conjunto del Ecuador; si llamamos ‘pan lo que es pan y mentira lo que es mentira’; si comprendemos que somos el resultado de los que hacemos individual y colectivamente; si buscamos vivir como humanos y no como arrastrados, borregos y burros; si decidimos ser amables , fraternos, justos, incorruptibles; si nos unimos para cooperar en la ayuda y el compartir entre vecinos, la solidaridad entre generaciones; si nos organizamos para vivir más sana y fraternalmente; si somos convencidos que la felicidad es el fruto de la amistad y generosidad entre todos; si creemos que Dios nos necesita para construir un mundo donde todos quepamos y que para eso nos ha dado los talentos que todos tenemos, muchas veces lastimosamente escondidos o enterrados como tesoros en nuestra propia miseria.

Tenemos el gobierno que nos merecemos y somos el país que presentamos al mundo, porque así hemos permitido que sean. Si cambiamos personalmente, no habrá cualquier gobierno que nos mal gobierne ni país que nos avergüence, porque el gobierno lo elegimos nosotros y el país somos la suma de todas y todos. “¡Que nuestro sí sea sí y nuestro no, no!” Hoy más que nunca, por la pandemia, la crisis global y esta catástrofe de país con sus terribles consecuencias, se nos exige más que nunca sellar un nuevo pacto social donde lo de todos necesita de nuestro respaldo consciente y decidido, un pacto a la manera de los dos personajes bíblicos Rut y Noemí, diciéndose la una a la otra: “Donde tú vayas, iré yo; y donde tú vivas, viviré yo; tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios. Donde tú mueras, allí también quiero morir y ser enterrada yo. Que el Señor me castigue como es debido si no es la muerte la que nos separe»… porque todas y todos somos Rut y todas y todos somos Noemí.

Por Editor