Si ponemos en un cedazo las acciones reales, contingentes y de efectiva gestión gubernamental queda muy poco para el beneficio de los pobres, para la realización de su propio Plan de Gobierno y, sobre todo, para la efectiva evaluación de una acción política por fuera de la venganza, el revanchismo y el show mediático.
Para la derecha cada de una de las acciones realizadas hasta ahora por Lenín Moreno es un ajuste de cuentas con Rafael Correa y con eso se dan por bien servida. Pero no es todo: la entrega absoluta de los beneficios a la banca, a los empresarios y a los medios de comunicación es la gran labor en la que ahora participa un Vicepresidente (sin mayores luces pero bien apadrinado) y la Ministra del Interior con el Secretario Particular de la Presidencia.
Solo veamos algunos ejemplos de lo ocurrido en la semana anterior para entender cómo se ha configurado el show político y la pantalla mediática para ocultar problemas y asuntos de hondo interés público. En la práctica, más suena el ruido que el contenido de la acción real y obligatoria de un gobierno:
1.- La Fiscalía se abstiene de acusar al ex director de la agencia pública de noticias Andes, Marco Antonio Bravo (además de cinco personas), tras la arremetida iniciada por el mismo Presidente y su secretario de Comunicación, pero eso ya no constituye una grave afrenta contra los derechos humanos y no hay un escándalo mediático. Son 70 días de privación de libertad injustos bajo la premisa de un abuso reiterado de la orden de prisión preventiva, como nunca antes había ocurrido en Ecuador, salvo en el período socialcristiano.
2.- Los informes de las auditorías a cinco proyectos estratégicos del gobierno anterior no concluyen que hay un sobreprecio de $2.500 millones de dólares. Hay unas sumas arbitrarias y unas cuentas forjadas para llegar a esa cifra. A lo que se agrega otra cantidad: se necesitan 650 millones para desarrollar tales proyectos. La verdad: eso es lo que cuestan los proyectos de esa dimensión para recibir beneficios por miles de millones de dólares cada año, como es la refinaría o los puertos. Se confunden gastos con mantenimiento e inversión. Y como la prensa ahora ya no investiga ni contrasta y menos verifica, todo se da por hecho.
3.- Fallecen 18 jóvenes en una clínica de rehabilitación y el Gobierno, a más de dar el pésame, no responde a todo el andamiaje desmontado para la atención pública y mucho menos para la atención de emergencias de este tipo. A lo anterior se une que bajo el pretexto del ahorro público y la reducción de déficit fiscal ha desaparecido la estructura y esquema de medicina legal, que ahora quieren devolver a la Policía Nacional, con lo cual si hay un delito o crimen cometido por miembros de la Fuerza Pública ellos mismo emiten el informe legal.
4.- La elevación del precio de los combustibles es el resultado de una política económica que favorece a los grandes empresarios, al suprimir los pagos de sus obligaciones fiscales, reducir el gasto público para beneficiar al sector privado, además de consolidar una estrategia para la privatización de los sectores estratégicos, que está impedida por la Constitución. Pero para la prensa y para el discurso oficial los subsidios son malos, aunque se subsidia a los taxistas y de algún modo los empresarios reciben un “subsidio” estatal al dejar de pagar impuestos. Para los medios somos el país con los precios más bajos de los combustibles, pero sacado de contexto ese dato podría ser desvirtuado si consideramos que somos exportadores de petróleo, entre otras cosas. Y como si fuera poco la regla impuesta a los medios es hablar de la reducción de los subsidios y no del incremento de los precios.
Estas “perlas” son las que inundan el debate y aquí, solo para terminar, hay dos conclusiones políticas importantes:
1.- Por más esfuerzos que hagan Roldán y Romo por alabar la sapiencia y la grandeza de Moreno, las encuestas dicen lo contrario y cada vez es peor la irritación y la molestia social sobre su incapacidad para gobernar y liderar un país, una nación y un gobierno.
2.- El proceso electoral en marcha es de absoluto interés socialcristiano y por eso, en todo ese andamiaje mediático, se ha ocultado el manejo del CNE por parte de Nebot y sus ejecutores (entre ellos Atamaint y Verdesoto). Lo que importa ahora es que el PSC gane las elecciones seccionales y de ahí garantizar el retorno del Caudillo del Puerto a la disputa por la Presidencia. Para eso cuentan con el apoyo de Moreno, Roldán, Romo, Larrea y el Vicepresidente de apellido impronunciable.