Por Rodrigo Rangles Lara

Al deterioro indetenible de la imagen gubernamental se une el estrecho margen de tiempo para terminar su mandato y continuar con las maniobras políticas sucias, conduciéndole al Presidente Moreno a un callejón sin salida en su desesperado intento de colocar, en Carondelet, a otro neoliberal que le cubra las espaldas.  

Algunos estudios de opinión pública demuestran que dos de cada cien ecuatorianos apoyan la gestión del cuántico gobernante y, otros más generosas, elevan a diez los adherentes; pero, al margen de esos resultados, la repulsa al traidor presidente es de tal envergadura que vive preso de miedo entre altos barrotes, en el propio palacio de la Plaza Grande.

Ese desprestigio ha contagiado a sus aliados cogobernantes devenidos en aspirantes presidenciales, como al banquero de CREO, Guillermo Lasso o el Yaku Pérez, de Pachakutic, que aparecen como los más opcionados dentro de ese amplio abanico de cogobernantes candidatos de la derecha ecuatoriana.

Las aspiraciones de un Lasso manifiestamente discapacitado van cuesta abajo, pese a la millonaria campaña tratando de ocultar su entusiasta colaboración con el Morenato, su pasado junto a los embaucadores del Feriado Bancario y las jugosas rentas acumuladas desde que impuso al impostor, con auspicio del Fondo Monetario Internacional, su propio Plan de Gobierno.

Las poses y rituales místicos con los que, en ocasiones, aparece Yaku Pérez tratando de aparentar sus ancestros aborígenes, así como su falsa identidad izquierdista, no pasan de ser un contraproducente show rechazado desde las mismas bases indígenas y públicamente expresadas por dirigentes como Leonidas Iza o Jaime Vargas, líderes de ese sector.

Y qué decir de esos devaluados politiqueros oportunistas ultraderechistas, como los Gutiérrez, los Larrea, los Montufar, los Velasco, los Villavicencio y otros tantos innombrables, con un   apoyo popular cuantificado en fracciones de un pírrico uno por ciento, después de haber compartido el peor gobierno de la historia, a cambio de migajas del poder. 

A éstos y otros dirigentes que han jugado el mismo triste papel contra el pueblo ecuatoriano, sin posibilidad alguna de llegar a la máxima magistratura, se les ha encargado el triste papel de torpedear, desde sus trincheras de odio, la candidatura de Unión por la Esperanza, auténtica fuerza de oposición al desgobierno y defensora de los intereses nacionales.

En este contexto, que lleva a un callejón sin salida a los afanes políticos gubernamentales de entregar el poder a un incondicional aliado, surge sospechosamente, a última hora y al apuro, las pretensiones del Multimillonario Álvaro Noboa de ingresar a la competencia, generando un galimatías legal que pone en riesgo el mismísimo proceso electoral.

No es un decir. En los corrillos políticos se habla de la renuncia de uno de los vocales del Consejo Nacional Electoral, frente a demandas de juicio penal y destitución, porque se negaron a cumplir una disposición del Contencioso, para inscribir la candidatura de Noboa.

Una destitución o renuncia de los vocales dejaría en acefalía al organismo rector del proceso electoral, lo cual llevaría inevitablemente a truncar el proceso y posponer los comicios, anhelo del gobierno expresado en voz de Enrique Pita, Vicepresidente del CNE, hombre de confianza de Lasso.

La interminable red de trampas, triquiñuelas y juegos sucios del gobierno para impedir la participación de los dirigentes de la Revolución Ciudadana y torcer la voluntad popular, provocó la repulsa y reclamo de organizaciones internacionales, varias de ellas cayeron en saco roto, porque el régimen se amparaba en el apoyo incondicional del autoritario presidente norteamericano Donald Trump, padre putativo de Moreno.

El triunfo de los demócratas y el pronto ascenso de Joe Biden a la Casa Blanca, comienza a dar señales de un cambio de matiz en la forma de hacer política, tanto dentro del imperio como en su despectivamente llamado Patrio Trasero.

Así se entiende el pedido de un grupo de 13 congresistas azules al Canciller, Mike Pompeo, para que inicie “un diálogo urgente con el Gobierno de Moreno para exigir el fin de estas violaciones a los derechos humanos e insistir en elecciones libres, justas e inclusivas en el Ecuador”.

Si Moreno desoye el pedido – léase orden – de Pompeo, se arriesga a perder la protección suya y de su familia que habrá acordado con el gobierno de Trump para gozar de impunidad frente a los asesinatos de octubre, el genocidio por la pandemia, la violación sistemática a los derechos humanos, la galopante irrefrenable corrupción y, lo más importante, disfrutar tranquilamente de los milloncitos guardados en los paraísos fiscales.

Lo necios hechos nos llevan a pensar que Moreno, destructor de la república y de las esperanzas de una vida mejor de los ciudadanos, se encuentra en un callejón sin salida en su intento inescrupuloso de bloquear, por medios legales e ilegales, la participación del binomio Arauz – Carrascall, que cuenta con abrumador respaldo popular; dañar el proceso electoral, colocar en el poder a uno de los suyos y evadir la justicia que le pondrá tras las rejas en una cárcel verdadera.

RRL

20.12.2020 

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