Rodrigo Rangles Lara
El fantasma de retorno al poder del Correismo angustia a Lenin Moreno, autor y líder de un gobierno de cleptómanos que institucionalizaron la corrupción en provecho propio, en lugar de buscar el bien común.
A pocos meses de dejar Carondelet tiembla la gavilla de cuánticos que ejercieron el mandato popular centrado en el clientelismo político, el peculado, el nepotismo y otras formas delincuenciales, con el fin de saquear al Estado.
El Ejecutivo, con el Cuántico a la cabeza, usando paraísos fiscales y testaferros para cubrirse las espaldas, tiene celosamente encriptado con INAS los 18 millones de dólares producto de su “negocio” eléctrico; mientras se sumaron a la corrupción los asambleístas gobiernistas receptores de suculentos favores de manos de María Paula Romo, a cambio de sumisión y apoyo político al jefe máximo.
El asalto legalmente garantizado por el cotizado Presidente de la Asamblea, César Litardo, operador y cómplice en la emisión de leyes a favor de banqueros, financistas y grandes empresarios nacionales y extranjeros en perjuicio de pequeños, medianos emprendimientos y del pueblo ecuatoriano.
Amparados en ese sistema legal, urdido desde dentro y fuera del país, los ministros René Ortiz y Mauricio Pozo – como antes el hoy funcionario del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) Richard Martínez – negocian subrepticiamente los más rentables bienes del Estado, apalancados en la denominada “monetización”, en su pretensión enfermiza de “venderlos” a sus patrones, a precio de “gallina robada”.
Autores de una descomunal deuda externa de 65 mil millones de dólares, que sirvió para beneficiar a unos pocos financistas nacionales o extranjeros, resultó estéril para el pueblo ecuatoriano que debe pagar con “austeridad” la bonanza de esos privilegiados usureros.
La impunidad garantizada desde los organismos de control, uno de ellos liderado por un experto en chantajes y enriquecimiento fácil, llamado Pablo Celi, y una Función Judicial obediente a los designios de Carondelet, ciega sorda y muda cuando se tratan de delitos cuánticos y expeditos para perseguir a los opositores inventándose disparatados “influjos psíquicos”, en el marco de una enmascarada campaña anticorrupción.
Guardianes de ese asalto y arbitrariedades, aparecen en primera línea los famosos medios de comunicación mercantiles y sus periodistas suculentamente pautados; los partidos cogobernantes, con CREO de Guillermo Lasso, a la cola; sin faltar las cúpulas militares y policiales dispuestas a proteger la Cleptocracia de los cuánticos, como demostraron en las protestas populares de octubre del 2019.
Este injusto y autocrático modo de regir el Estado, en base al robo y mal uso de dinero público, destruyó la economía, generó desempleo, desatendió los problemas sociales, elevó las tasas de mortalidad – lo de la pandemia es imperdonable – multiplicó la pobreza y, consecuentemente, elevó la delincuencia, prostitución y otros flagelos.
Más, llegó el tiempo de rendir cuentas y los cuánticos entran en pánico. Sembraron odio y pensaron destruir a sus contradictores políticos utilizando la mentira, la calumnia, la cárcel, el destierro y, cosechan tempestades. Durante casi cuatro años demostraron desprecio a los sectores populares y, ahora, reciben una sopa de su propia medicina.
Saben que el pueblo, sin contemplación, les pasará factura en los comicios del 7 de febrero. Las encuestas propias y ajenas demuestran que sus neoliberales candidatos están irremediablemente derrotados. Oran al Dios, que sólo les sirve como parapeto, para que no sea en la primera vuelta, con la esperanza de que puedan maniobrar en una segunda.
Mañosos y tramposos como son, se niegan a correr riesgo y barajan infinidad de posibilidades para evitar la inevitable sanción a tantas fechorías. El fraude, el boicot, la suspensión de derechos políticos contra Arauz sobre una supuesta realización de pruebas de coronavirus “encontradas” en una sede provincial de UNES.
Manipulan las candidaturas de aspirantes al Parlamento Andino, con la intención de anular, suspender o postergar las elecciones y con el apoyo de tenebrosos personajes y organismos, duchos en torcer la voluntad popular, maniobran en la clandestinidad para mantener el statu quo.
El inusitado viaje de Lenin Moreno a Estados Unidos incluyó la visita al jefe de la OEA, Luis Almagro, fanático anti socialista experto en golpes de Estado, vinculado al Instituto Nacional Demócrata (NDI) y al Internacional Republicano (IRI), ambos ligados al “Observatorio para el control electoral”, creado por la derecha ecuatoriana bajo el mando del coronel Mario Pazmiño, conocido amigo de los servicios de inteligencia de los Estados Unidos, con el fin de, supuestamente, frenar un fraude contra Lasso.
Según La Jornada, de México, lo que en realidad pretenden es suspender los comicios de febrero, ante la inminente victoria de Arauz, para lo que cuentan también con Julián Charle Quibell, norteamericano asesor de partidos derechistas en “asuntos electorales”, tal como hizo en Nicaragua, México y Bolivia, en este último país, para dejar en el poder a la malinche golpista Jeanine Áñez.
Y para que no quede duda de los afanes conspirativos, el licenciado José Amesty denuncia, en su block, que el Departamento de Estado, con el fin de impedir el acceso del Correismo al poder, utiliza al Instituto for Democracy (IID), con sede en Miami, en sus planes tendentes a boicotear las elecciones próximas.
En el marco de ese plan – sostiene Amesty – se reunieron miembros del Directorio Democrático Cubano (DDC) y Freedom House con empresarios israelitas inversores en América Latina, para establecer fuentes de financiamiento a las organizaciones comprometidas en Ecuador.
La guerra sucia tiene diversas aristas: empresarios que amenazan con despidos a los trabajadores obligándolos a sufragar por Lasso y presentar una foto de la papeleta en calidad de testimonio; videos con descabelladas propuestas inventadas para perjudicar a los postulantes de UNES o, en otra dimensión, usan la revista Semana, refugio y cabeza de playa de los pensadores ultraderechistas colombianos, para difundir – si no lo han hecho ya – una montada investigación de un computador del Comandante Uriel, según la cual, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) financia la campaña de UNES.
En su desesperada frustración, ante la cascada de fracasos y artimañas para continuar en el poder, y sintiendo que la justicia popular les pisa los talones; los cobardes buscan refugio en países “amigos”, en prevención al fracaso de los ilegales ajetreos antidemocráticos que cocinan con ayuda extranjera.
Moreno pretende disfrutar lo mal habido, en Suiza; María Paula Romo y otros, como Andrés Michelena o Roldán, prefieren cobijarse bajo las alas del águila imperial y, terceros, aspiran a cargos bien remunerados en organizaciones financieras internacionales a las que benefician con sus decisiones económicas.
En el extremo de ese variopinto escenario, un sector del lumpen político, parte innegable de la Cleptocracia, acorralado y sin salida, acude al sicariato, a modo y semejanza de cualquier temible mafia, en su intento por evitar testimonios comprometedores que involucren a tirios y troyanos, en ese pestilente e inhumano negocio de los hospitales.
A esos niveles llegan los cleptómanos y su desesperación.
RRL
30.01.2020