Francisco Herrera
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Ecuador hoy tiene la certeza que lo ocurrido en estos días con la sustitución de la vicepresidencia de la República, una vez más, que la clase política se maneja con un lamentable marco antiético de utilización de las personas, a las que se les desecha una vez que han cumplido con su papel, muchas veces en forma por demás criticable. Y, esa es al momento la forma más efectiva de controlar el poder, como lo ha sido durante décadas, en una molicie política vergonzante.
Es notorio como se usa la caña para sacar el guarapo, una vez que se selecciona las más gruesas para introducirlos por un lado de la máquina que les exprime el jugo, ese es el trapiche. Con fuerza y dura presión se va sacando lo mejor de la caña para convertirla en guarapo y lo que queda es solo un trozo despedazado de fibra vegetal denominado “bagazo” al que se desecha. Los cañicultores suelen decir que “el mejor guarapo sale cuando más bagazo se escupe, porque se le ha sacado todo el jugo”
No he encontrado mejor figura que esta para describir los procesos tormentosos en los que se vive la política ecuatoriana. Desde hace un buen tiempo atrás existe todo un grupo partidista que agrupa a los suyos en torno a la utilización del poder con manipulación de las personas que se allegan al mismo. No pareciera explicable la situación si no existiesen víctimas todavía vivas, las que han sido manipuladas al extremo hasta convertirlas en políticos bagazos a los cuales se los “usa y desecha” sin importar su futuro, su entorno o las consecuencias que tiene este tema en la triste democracia nacional.
Revisamos nuestra historia, tan solo desde el retorno a la democracia allá en 1979, para encontrar un denominador común: que siempre hay un grupo poderoso en lo económico-político-social, que pareciera controlar el manejo del poder. La forma como lo hace es conocida bajo la “negociación política” que incluye desde apoyos notorios, entrega de cuotas o empleos, manejo clientelar de las masas, hasta llegar al chantaje y, o la destrucción del que se prestó para este cuadro dantesco.
Usando este perverso método han construido un gran espacio de control político, el cual ha servido para tener el poder tras el poder, y han provocado desde simples escándalos personales, hasta grandes negociados con la corrupción incluida. A no dudarlo en este tiempo han usado a la justicia para sus fines persecutorios, hasta la movilización de las masas y los golpes de estado con los que han destruido el estado de derecho.
Si uno mira lo ocurrido entre 1986 al 2006, y especialmente con los expresidentes Abdalah Bucaram, Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez, se encontrará con un lamentable proceso deterioro de su imagen tras haberse unido, enfrentado y/o pactado con este poderoso grupo que los usó, y luego los desechó constituyendo uno de los capítulos mas nefastos de la historia por la inestabilidad, violación de las leyes, golpes de estado y destrucción del estado de derecho que tanto daño le hace al Ecuador.
Si se mira con atención alrededor de estos hechos siempre se halla en su discurso una especie de “crisis permanente” con motivos de reclamo como: la seguridad jurídica, la llamada a la inversión extranjera y, la incapacidad de gestión en el poder, con lo cual se han justificado desde los más grotescos negociados hasta los peores perjuicios a la nación entera. Pero de todo eso, y hay registro de la historia, siempre ha estado de por medio el “apoyo” que este grupo pernicioso les ha dado a los exmandatarios manejando de esa manera el poder, poniendo sus ministros, funcionarios y asambleístas, usando el estado para proteger sus negocios, dictaminando leyes de beneficio exclusivo, someter al país entero a medidas y programas económicos de su beneficio particular, mientras la población se empobrece cada vez más.
Pues todo eso parece que no pudo ser en la década pasada (2007-2017) con la presidencia de Rafael Correa, en la cual estuvieron “alejados del poder”, aun cuando de por medio si tuvieron grandes ganancias los sectores empresariales muy ligados a este grupo, pero que no dudaron a la hora de conspirar, corromper o generar violencia verbal, supuestos ataques a la libertad y un caos progresivo que creció en los medios de comunicación que se prestaron raudos para aquello.
Los nuevos tiempos con “aires de libertad” que han llegado a Ecuador tienen nuevamente como protagonistas a varios de los miembros de este poderoso clan, que comienza a atenazar con su apoyo al gobierno del presidente Moreno Garcés, que abrió la puerta para el reingreso de estas fuerzas, a que hagan de las suyas. Y por ello, a pretexto de acabar con el correismo impulsaron el “estado de transición” con el cual ahora gobiernan a su antojo en conjunción con los restos que queda de Alianza PAIS.
Mientras tanto, a pretexto de ese apoyo político para sostener al régimen, han destituido a un vicepresidente legítimo, se acaban de bajar a otra, logran dividir a los partidarios a que cambien al morenismo desatando persecuciones contra otros, quitándole base política y respaldo popular destruyen todo el proyecto político de la revolución ciudadana debilitando al gobierno, despedazan la institucionalidad afectando a los organismos de control, interfieren groseramente en la justicia, dictan abusivos despidos, lanzan campañas de desprestigio a ministros y funcionarios por no ser de su argolla y, le ponen a la nación en una “vacancia constitucional” inexplicable, con atropello de leyes y normas en medio de un cinismo increíble que nos dicen que “le están haciendo bien al país y volviendo a un estado democrático” todo esto lleno de farsantes y gentes de deshonroso pasado que han vuelto ahora a lucirse en este nuevo golpe contra el estado de derecho y la Constitución.
El apoyo le sale costoso al propio presidente Moreno y a muchos de quienes se dejaron usar para esta mala hora de la democracia ecuatoriana. Así, destituyen al presidente de la asamblea, sacan de su cargo al fiscal del estado, chantajean a diputados y funcionarios, mal usan al presunto contralor encargado, los ministros que cooperaron al principio deben salir huyendo en estampida ante tanta bronca interna ignominiosa, el manejo del estado es una muestra del desprecio que se siente por lo que fueron del gobierno pasado y, los grupos sociales, la izquierda boba, las organizaciones sindicales y líderes innombrados tienen que mirar silenciosos y cómplices la destrucción de los derechos, del modelo y las conquistas hasta ayer obtenidas. Y, como el ejemplo de la señora Vicuña, varios terminan descalificados en su moral por haber sido traicionados o traicionar sin pudor alguno. Total, todos ellos y unos cuantos más que se dejaron ser utilizados terminan sacados de lado, “en condición de descartables”
Es notorio que esta forma de “gobernar” con un apoyo condicionado debe rentarle a este grupo de poder, entonces hasta aquí han arrancado del régimen varios réditos como por tributos y remisión de deudas más allá de los US$ 4.500 millones; el perdón impune por más de US$ 2.000 millones por falsa facturación. Alcanzan la impunidad por la estafa bancaria de más de US$ 500 millones por los cobros indebidos; el asalto a la función judicial entregada a los socialcristianos para la persecución de los correistas y opositores a su modelo; se reparten cargos y prebendas entre los suyos, colocan ministros dependientes de su mando sin importar si cumplen con la ley, con los requisitos para serlo y proclaman la reinauguración del país porque están ellos. Eso, solo para empezar, porque luego viene lo más fuerte que será la privatización de la nación, para lo cual ponen en puestos claves a prestigiosos negociadores y a brillantes economistas que asumirán las más importantes funciones del estado. Eso no más.
Lo que parece que no se tiene en claro, y eso lo digo por toda la nación, es que este tipo de apoyadores y sus respaldos siempre terminan en traición. Los tres expresidentes lo saben, ya que fueron los que primero le proclamaron sus devociones terminaron conspirando contra ellos; y los golpes de estado que han sufrido los ecuatorianos han sido cuando este grupo y sus adláteres se han hartado de ganar-ganar, y sino cuando el apoyado se cansa o se niega a cumplir con sus demandas y exigencias tipo chantaje, ahí es entonces que consideran que su papel se ha cumplido y comienzan a proclamar el cambio del turno, para encontrar a otra víctima propiciatoria.
Es de prudentes el consejo de no juntarse con este grupo, porque en un principio hasta te toleran y se dejan fotografiar en sus actos sociales, como si fuesen amigos, pero; al final de cuentas, cuando se ha dejado de ser útil te desechan, te abandonan y se olvidan. Hay muchos que tienen esas historias para contar y arrepentirse toda la vida. Ahí está su poder, ahí la fuerza con la que los captan y la misma con la que los desprecian.
Total, aquí el tema es quien ejerce de dueño del trapiche, porque ese es el que se encarga de alimentarlo, sacar el jugo y escupir el bagazo. A estas alturas ya es un buen número de los políticos bagazos que tiene la nación como para pensar que pronto se podría dar el recambio que busque nuevos prospectos a ser usados. Qué triste final tienen todos aquellos que son usados y que pierden su vida ahogados en el mar de las traiciones, porque siempre será vigente el dicho: “El primero que te compra, es el primero que te vende” (FHA)
*Autorizada su publicación en Ruta Krítica