Dr. Francisco Herrera Aráuz

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Estamos en momentos críticos en la nación ya que ha comenzado a soportar los reveses de un proceso de transición que le resulta sumamente incómodo, tanto por los abusos que se cometen en nombre de la misma, como por las violaciones a las leyes y las prácticas facistoides en las que han caído la clase política y el régimen de turno al aplicarla. Están dando un espectáculo funesto, repudiable y «vomitivo» al que fue indujeron a la sociedad ecuatoriana con la consulta y que se cae de manera grotesca.

El calificativo que le ponemos hoy con el titular, eso de “revulsivo” es un término de uso médico que etimológicamente tiene como significado según la RAE, prefijo “re”: ir hacia atrás; adjetivo “vulsum”: es provocado o arrancado; y el sufijo “ivo” que define el sujeto pasivo. Refiérase a la producción provocada de una inflamación de las mucosas como mecanismo curativo. De este modo, se entiende que las personas toman sustancias purgantes que le inducen vómitos, y causan procesos revulsivos en su propio cuerpo.

Ante los ojos del mundo comienza a explicarse que es lo que ocurre en Ecuador. Vivimos un período de transición del gobierno de la revolución ciudadana al régimen del presidente Lenín Moreno, provocado a propósito para dar una salida política en favor de los sectores de derecha, los que perdieron las elecciones y que se han tomado el poder con la anuencia del morenismo. Para ello, convocaron a una consulta popular en forma ilegal e ilegítima, y dieron rienda suelta a sus afanes codiciosos de usar el poder para destruir a sus adversarios, a los que les agruparon en el “correismo” y le están sometiendo a la nación a un viraje social de “vuelta hacia atrás” del que sale todo mal y que hasta aquí el resultado es funesto.

La consulta de febrero pasado incluyó en sus preguntas una en especial que buscaba proteger a los territorios, especialmente donde se asientan las comunidades indígenas, de la explotación minera y petrolera para cuidar el agua. El buen propósito que esto tiene se ve ahora enfrentado a una realidad amarga, el gobierno no va a parar las concesiones mineras, sigue con la explotación petrolera, especialmente en la zona del Yasuní y las fuentes de agua dejaron de ser importantes después de la consulta. Es decir, se les manipuló a los sectores ecologistas, indígenas y mestizos que creyeron en la propuesta. Y ahora reclaman, llegan a Quito esta semana y van al Consejo de Participación Transitorio, el doctor JC. Trujillo les recibe con un sonoro desplante diciéndoles una verdad: “No podemos permitir que, por ser indígenas, tengan más derechos que el resto de los ecuatorianos” tema que fue invocado por el expresidente Rafael Correa como una razón de estado, y que los transitorios criticaron. Pero eso no les dijeron en plena consulta, por lo que indígenas y ecologistas ahora sienten que fueron usados y sienten lo revulsivo del manipuleo al que se sometieron, con su propia anuencia.

Con el grito de amotinados, los promotores de la transición reclamaban que “¡Rafael Correa le metió la mano en la justicia!” y con ello se sirvieron de pretexto para el abuso y el atropello contra la función judicial, a la que han sometido de manera indigna al bochornoso proceso revulsivo. Con el grito del “¡todos los jueces y fiscales son correistas!” prontamente devolvieron esa justicia a los que siempre se han creído sus “dueños”, es decir a los socialcristianos, que volvieron a controlar juzgados, judicaturas y una parte del gobierno, según lo dice en sus expresiones uno de quien fuera parte de ellos, el periodista Rafael Cuesta Caputti, con una posición crítica de quien los conoce.

En actitud destructiva y perversa han proclamado que la transición es para “acabar con el Correismo” y para ello han resuelto usar esa justicia que ahora controlan. Entonces, viene una catarata de denuncias, indagaciones fiscales, juicios y procesos, hasta terminar en sentencias ilegales, ilegítimas e injustas, pero que han saciado su sed de venganza acumulada.

Aquí viene lo revulsivo del hecho, ya que el abogado Felipe Rodríguez, denuncia que la justicia en Ecuador está siendo usada para “Perseguir a los correistas por ser correistas, no por sus actos”, porque, si es “correista” es “delincuente”. Lo denunciado por el abogado, que es de ellos, de su tendencia grotesca con el caso Balda para mejor ejemplo, no sería alarmante si no diera a conocer que “empiezo a sentir que estamos plantando pruebas, también se está mintiendo”.  Este reconocimiento es alarmante porque -aparte que ya les dijo que los magistrados de la Corte Nacional de Justicia son “tarifables”-  es admitir que tal mísera actuación ha destruido unas cuantas vidas, está destrozando a familias enteras, ha motivado miles de despidos, algunos encarcelamientos, sentencias irregulares, y sobre todo el perjuicio a gente inocente a la que le “están plantado pruebas”, asumiendo además que cada sentencia contra los correistas es a propósito, con una falsedad repugnante a la que se prestan los grandes medios de comunicación colectiva ecuatorianos para engañar a la opinión pública  y fomentar el escándalo con tintes de fascismo puro.

Lo revulsivo siempre aflora en forma irritante en el cuerpo al que se le aplica el vomitivo, y eso es lo que ocurre con frecuencia con el Consejo de la Judicatura Transitorio. En forma apresurada los vocales Merlo, Rigail Santistevan, Aragundi y quien sabe si Porras, que dice que no, pero si debe conocer que esto se discutía, aprobaron un código de conducta para abogados plagiado del de Puerto Rico. Se llegó al extremo morboso de meterse con la conducta sexual de los profesionales del derecho al decir en uno de sus artículos: “El abogado no podrá sostener relaciones sexuales con su cliente a no ser que existiera una relación consensuada entre ambos previo a comenzar la relación abogado-cliente». Esto, a más de ser una violación a la intimidad de las personas y una intromisión grosera en las decisiones de cada uno,  es un azuzar a la conducta delictiva ya que si una relación sexual no es consensuada es violación. Ahí les salió su comportamiento oprobioso de censores de la moral, discurso facistoide con el que quieren controlar a la nación usando la justicia y acusando a los demás, hasta dictar sentencias sin pruebas y castigar inocentes con falsía y alevosía, esa es su moral.

El último cuadro de esta parte de justicia revulsiva es el que ha pintado el Fiscal General del Estado (e) Paúl Pérez Reyna, que renunció “por motivos personales” inexplicados, que dan la impresión de no aguantar más las presiones de la transición para destruir a la nación. Pero no se va sin culpa, él ha sido parte indigna de este proceso pernicioso y por lo tanto deberá pagar lo que le toque por su malhadada actuación.

¿Quieren más revulsiones transitorias? La de la lucha contra la corrupción debe ser añadida al espectáculo. Después de haber perdonado multas y sanciones por más de US$4500 millones a grandes empresarios y poderosos grupos económicos; luego de promover la impunidad para más de 17 mil empresarios por las facturas falsas, que generan un perjuicio de más de US2.000 millones; y, ahora, el evitar toda sanción por la estafa masiva de aseguradoras, bancos, financieras y tarjetas de crédito contra la población ecuatoriana por cobros indebidos de millonaria cuantía con el caso GEA, Eduardo Jurado y otros,  se han decidido borrar toda huella que quede del rastro del dinero en el mundo. Así, el Servicio de Rentas Internas (SRI) derogó las resoluciones 566/567 del 2017 que obligaba a los bancos y a ciudadanos a reportar sus depósitos en el exterior, con esto queda santificado el lavado de dineros, el blanqueo de capitales, la fuga a los paraísos fiscales, los depósitos anónimos de la corrupción y el seguimiento de la ruta de los pagos y demás. ¿Eso es luchar contra la corrupción? Responder sería un acto cínico propio de la moral de los que predican esta transición.

Y como tenían que tomarse todo el poder, fueron tras las elecciones y a controlar el Consejo Nacional Electoral. Pusieron un grupo de burlesque para ejecutar el adelanto de las seccionales, y les han permitido que tomen decisiones que comprometen el futuro, porque el tiempo les apremia. Así, el presidente del CNE encargado, el embajador Gustavo Vega Delgado repudia a la OEA para la observación electoral revelando el motivo inconfesable “Porque Almagro (Luis, Secretario OEA) no apoyó a la Consulta de Ecuador”. Que bárbaro, así se llevan los procesos en esta transición, con los odios personales, con los respaldos fraudulentos, con las vergüenzas guardadas. Y peor aún queda la gestión de Vega Delgado y los transitorios cuando proclaman un padrón definitivo para las elecciones del 2019 – que, según ellos supera al correismo anterior – pero que tiene más de 1´500.000 electores fantasmas, según denuncia el socialista Diego Delgado. O sea, sin observadores de la OEA y con padrón lleno de falsos la sospecha de fraude queda más que instalada con lo que deja este CNE transitorio. Vomitivo, la verdad.

A mal rato la ciudadanía ecuatoriana les dio el “7veces Sí” que ellos creen que es una autorización para violar la Constitución a su modo y manera, y adoptar resoluciones como lo dijo el doctor JC. Trujillo: “Que pueden ser supraconstitucionales”. Y en efecto, han ido más allá sin que les importe razón jurídica alguna para elegir un Consejo Nacional Electoral definitivo violándolo todo. Entre los nuevos miembros hay militantes activos en nombre de los partidos políticos: socialcristianos, Alianza PAIS, Pachacutik, que la Constitución expresamente lo prohíbe, y no lo permite. Retroceden con cada decisión que adopta la transición, violan la ley y lo exaltan y después han de gritar ¡fraude, fraude!, que insultante es este comportamiento.

Y si le faltaba la cereza a este pastel, sorprendió a la comunidad universitaria el rector de la Universidad Central, Fernando Sempértegui, quien como militante del MPD, partido aliado del gobierno, al entregar al presidente Moreno Garcés la condecoración 34 años después como el “Mejor egresado de Administración”. El tema ha desatado polémica, se han exhibido notas y se reclaman títulos, en medio de una tormenta desatada por la eliminación de más de US$ 149 millones del presupuesto universitario. Inoportuno el acto de halago al poder en medio de tanta controversia, sobre todo cuando está en disputa la reelección del tal rector. Hay ira hirviente de indignación en los claustros del alma mater, que traerá consecuencias sin duda.

La semana que ha pasado en este noviembre 2018 es pródiga en ejemplos para detectar que la transición se está cayendo y que se ha vuelto revulsiva por sus propios actos, abusos, atropellos y palabras expresadas en los peores momentos, dando a entender que “Los transitorios están resultando peores que los correístas” y que todo este espectáculo que ahora presentan es más o menos como la figura repugnante y obligada para sus autores que “Van a tener que tragarse su propio vomitado”. (FHA)

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