El tan cacareado «Estado Obeso» que tanto metieron a la gente motivó a que existan muchos desempleados, especialmente en el sector de la Salud; a tal punto que esta pandemia desnudó esa acción miserable, evidenciando la falta de personal, y la escasez de recursos. La cifra de desempleo es alta, eso no es nuevo.
El pasado miércoles, el periodista Fernando Rincón «arrinconó» a la ministra de Gobierno, cuestionándole no irse por las ramas y que le diga la verdad a los ecuatorianos, que asuman su alto grado de responsabilidad.
Es claro que el régimen oculta cifras, información… no son claros en las intervenciones que dan a diario. Hasta buscan erigir la figura de Otto como presidenciable. Si, increíble, verdad?
Los medios locales dejaron de ser críticos hace mucho tiempo. Mientras el virus tomaba forma en el país, el Gobierno conjuntamente con la prensa insistían en darle mucha más importancia al juicio de Correa. ¿Hoy alguien habla de eso? Incluso, el virus les cayó en el momento menos oportuno. Bloquearon sus intereses… sin embargo, siguen con la firme intención de responsabilizar al Gobierno Anterior como «la vieja confiable» para evadir su responsabilidad.
Lo lamentable es que mientras se tape la información pronto estallará todo, porque es fácil decirle a la gente que se guarde en sus casas, pero nadie les dice si habrá ayuda para que su familia coma.
Vamos a otro análisis. No hemos recibido ni siquiera ayuda de EEUU, nuestro principal socio económico. Han mirado para otro lado. Hasta el FMI ha ayudado a otros países, incluyendo Nicaragua. Cuba ha enviado sus profesionales a Europa, pero acá ni siquiera se las pide por temor a que USA les llame la atención. Tampoco piden ayuda a Rusia y menos a China. Aclarar que quien pidió ayuda a los chinos fue la prefecta de Pichincha.
Mientras tanto, Romo le hablaba al mundo de la eficiencia en la respuesta gubernamental y de la entrega oportuna de fondos; nosotros casa adentro fruncíamos las cejas porque vemos otra realidad. Miles de contagiados, muertos en hospitales, casas y calles (especialmente en Guayaquil); hasta renuncias de médicos y enfermeros.
Seguro habrá un estallido social, los banqueros se frotan las manos con el son de la «reactivación económica»; mientras tanto, en el horizonte se avizoran nuevas medidas económicas que, como ya lo advirtió Otto, todo indica a nuevos impuestos y despidos de personal. Sumémosle el pago de 320 millones de dólares como deuda externa, cuando ese dinero pudo servir para atender la emergencia.
La mentalidad de cierre no es el camino. Es fácil decir y disponer que bloqueen las calles, como lo hizo Viteri desde su casa. Lo ideal sería implementar equipos de desinfección a la entrada de la ciudad, pero estamos lejos de eso.
El manejo de la crisis no pude seguir en manos de irresponsables. Y si el número de muertos no crece más en los informes diarios es porque no les están haciendo las pruebas de coronavirus… o los dejan morir en su casa, en la calle, o donde les coja.
Este Gobierno ha trabajado para los grandes empresarios y banqueros. Cuántos de ellos volverán a sentarse en esa selecta mesa cuando se vayan del poder? Cuando ya no sean nadie?
Ahí confirmaremos que tan sólo fueron sus títeres… sus tontos útiles.