Con las medidas económicas dictadas por parte del presidente de la República, es claro el rumbo sombrío que seguirá el Ecuador, pero muy bien redactado en la carta de intención; dichas acciones serán cumplidas a raja tabla pues no son otra cosa que directrices establecidas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que dicho sea de paso ve con buenos ojos las acciones del gobierno enfocándose en la “protección de los más pobres y vulnerables”, resaltando aspectos como la tan cacareada competitividad la cual desde su visión carece de sustento conceptual, pues una economía no podría tener ese status si los resultados van a afectar de forma directa a los ecuatorianos, de hecho a esos pobres y vulnerables que dicen querer proteger.
La palabra falaz del ejecutivo, encierra un cúmulo de inexactitudes que reflejan de forma exacta como se quiere hacer pasar a la ideología como ciencia, las acciones del gobierno claro está carecen de esto último, porque no se piensa en el beneficio colectivo si no solo de un pequeño grupo, solo esto ya contradice cualquier concepto de economía, si por ejemplo citamos a Samuelson y Nordhaus “es el estudio de como las sociedades utilizan recursos escasos para producir bienes valiosos y distribuirlos entre diferentes personas” (Samuelson & Nordhaus, 2006); complementando, de manera justa e igualitaria, estas medidas así como la carta de intención son prácticamente una contradicción a la economía y porque no decirlo a la razón, pues lo que menos hace es distribuir de forma justa e igualitaria lo producido por el país y volvemos a aquellas épocas donde solo unos cuantos eran los beneficiados, y el pueblo una vez más es el que debe soportar la carga.
El presidente Lenín Moreno Garcés manifestó las medidas como algo imperativo ante la crisis económica; crisis que fue inducida para justificar el retorno del viejo país, aquel que, si ameritaba llamarlo del tercer mundo, con una desigualdad total, índices de pobreza irracionales, falta de servicios básicos, feriados bancarios y de más, estaría bien cumplida la meta; esto no es más que neoliberalismo puro, el cuál coloca al capital por sobre el ser humano, nada de esto fue lo que propuso en campaña el presidente, sino todo lo contrario, su lenguaje fue a favor de una década ganada, 10 años de transformaciones profundas, y así lo versa el plan de gobierno, que también hace énfasis en rechazar a aquel sector de la sociedad que por muchos años dominaron el país y solo lo llevaron a la absoluta ruina, cito “…quieren volver al poder público para usarlo y ponerlo otra vez al servicio de sus intereses privados. Con sus votos, la ciudadanía les gritará: ¡él pasado no volverá! Y tampoco regresará la derecha, en su versión oligárquica o neoliberal rencauchada…” (Alianza Pais 35, 2017) , pero da la casualidad de que quienes hoy defienden las medidas económicas, son los mismos que dijo rechazar, ¿cómo entender aquello?
El gobierno anuncio que dentro del paquete de medidas se encuentra: la eliminación de los subsidios a los combustibles, disminución del impuesto a la salida de divisas, así como algunas reformas laborarles tanto para el sector público como para el privado.
Se propone la eliminación de los subsidios a los combustibles según Decreto Oficial N° 883; esto afecta de forma directa a muchos componentes en la economía ecuatoriana, uno de los más evidentes es la transportación, pues es su fuente de locomoción, eso incluye: buses, taxis, camionetas, vehículos privados y de más, pero cabe acotar que la gasolina y él diésel también son empleados para el funcionamiento de cualquier otro tipo de maquinaria. Por ejemplo: una moto guadaña necesita gasolina para operar, pero con el alza de los precios, el jardinero no tendría más opción que subir la tarifa de su servicio. Lo mismo ocurriría con bienes de consumo y la forma de evitar esto no es solo decretando el control a los Gobernadores. Por último, se pueden eliminar los subsidios, pero de forma técnica que no afecte al bolsillo de la población, entonces uno se pregunta, ¿cómo dicen que esta acción es muy necesaria? Con el fin de ahorrar $ 1300 millones al Estado, pero desde que inicio sus funciones, Lenín Moreno se sumó al discurso del elefante blanco, como la calificaban a la refinería del Pacifico, obra que según ciertos sectores que carecen de visión de proyectos era innecesaria, pero ahora de manos privadas se han dado cuenta de que si lo es, añadiendo que el precio de los combustibles se libera y se ajustará según los precios internacionales. El gobierno anterior impulsaba el cambio de la matriz energética; cuya visión era disminuir la dependencia de combustibles fósiles, según el último balance energético a julio del 2019 el 88 % de la energía provino de petróleo, esto da a las claras que la solución debe ir de la mano con la no afectación a la población. Al construir obras para obtener energía de otras fuentes permite que la demanda de combustibles disminuya, solo con esta acción el Estado ecuatoriano ya ahorra recursos, puesto que los derivados son importados, con la construcción de la refinería del Pacífico hubiese sido posible cubrir la demanda nacional o el máximo de ella, con esta acción se ahorrarían aún más recursos y el precio por ende disminuiría derivando en una eliminación de forma inteligente de los subsidios que no afecte a los ecuatorianos, es algo similar a una cafetería que vende humitas, y las compra en el supermercado a un precio alto, con el pasar del tiempo el dueño aprende hacer las humitas, elaboraría sus propias, y no solo que le costarían menos sino que mejoría la calidad y por ende comercializar un producto mejor y más accesible al consumidor.
Para reforzar esta acción el presidente manifestó que el único país con esta modalidad es Venezuela, y “no es el mejor ejemplo a seguir”, con este argumento sería valido decir que Grecia no fue el mejor ejemplo al aplicar las políticas del Fondo Monetario Internacional (FMI) las mismas que se aplican este momento en el Ecuador, y que decir de la Argentina que es el ejemplo más reciente y cercano de lo nefasta que son las políticas del FMI. Se dijo también que el eliminar los subsidios beneficia al medio ambiente, pero surge una contradicción, porque en el presente año la Asamblea Nacional aprobó la Ley Derogatoria al Impuesto Ambiental a la Contaminación Vehicular o Impuesto Verde, otro beneficio es disminuir el contrabando, ¡pregunta!, ¿acaso los niveles de contrabando son sumamente elevados?, ¿tienen cifras de ello?, ¿lo obvio no sería mejorar los controles en la frontera?, pero cuando disminuyes ingresos al Estado se vuelve medio difícil aquello.
En materia tributaria no se tomó acción para elevar el impuesto al valor agregado (IVA), (por el momento), sin embargo, en la carta de intención se menciona de manera textual que las reformas irán en favor de aumentar la recaudación indirecta sobre la directa, se propone reducir el Impuesto a la Salida de Divisas (ISD) a la mitad de su tarifa, justificando que será para materias primas, maquinaria, ese es el eslogan, pero ¿acaso esa maquinaria no se vera encarecida en su precio porque en ella influye el alza de combustibles?, claro que sí, no solo al consumidor si no también al vendedor que debe transportar esa maquinaria o materia prima a un establecimiento de una u otra manera.
Otra acción es la disminución de los impuestos a bienes tecnológicos, pero el presidente olvida que en esencia estos son bienes suntuarios, es decir, no primarios para la vida, pero aquellos que, si lo son, van a ser afectados en sus precios directa e indirectamente.
Para aquellas personas que usan su vehículo particular para su emprendimiento, se reduce en un 10 % los impuestos para aquellos cuyo valor es menor a $ 32000, ¿cuál es el impacto que esto puede tener?, ¿acaso todos los emprendedores van a cambiar sus vehículos, o adquirir uno quienes no lo tienen?, nada más falaz para impulsar el consumo, pero con precios encarecidos. Eliminar el anticipo del impuesto a la renta (IR), según el presidente, es un clamor de todos los emprendedores, hasta donde se recuerda esto siempre fue atacado por los grandes empresarios y las cámaras de comercio, así como el Comité Empresarial Ecuatoriano (CEE).
Las reformas laborales, fue otro punto de la cadena nacional, las cuales son tan retrogradas, anacrónicas que prácticamente nos regresaría a la Inglaterra de 1830, antes de la Ley Fabril de 1833, y eliminar derechos laborales es ya inverosímil; pero en particular en el sector público, se continua con el discurso del Estado obeso, y las acciones serían renovar contratos ocasionales por un año, y con reducción del 20 %, reducir el tiempo de vacaciones de 30 días a solo 15; ¡el parámetro! “porque así es en el sector privado y por sentido de justicia”; pero se deja fuera del mensaje que en este sector se pagan utilidades, bonos, etcétera y en algunas empresas luego de cierto tiempo se aumenta un día cada año a las vacaciones hasta completar el mes, no es que se pretenda atacar al sector privado, porque este también sufrirá las reformas tanto o más desastrosas que las del público; y aun no se ha mencionado por parte del sector privado, ¿cómo va a asumir a todos los miles de funcionarios despedidos hasta el momento?. Y como cereza al pastel esta la usurpación “aporte”, de un día de sueldo por parte de los empleados de las empresas públicas, ¡ósea! esto ya es un insulto a la razón.
La derecha ecuatoriana y sus gobiernos siempre estuvieron acostumbrados a solo entregar dádivas al pueblo, y este gobierno no es la excepción, que las empresas hagan una contribución por tres años no dista de esa práctica, lo obvio es recaudar los tributos como debe de ser y no condonar las deudas reduciendo ingresos fiscales. El aumento de $ 15 dólares al bono, pero sujeto a evaluación luego de un año, pasado este tiempo se buscará algún argumento para decir que se gasta mucho y es mejor eliminar ese aporte adicional al bono;
Estas medidas no son más que seguir al pie de la letra la carta de intención del Fondo Monetario Internacional (FMI), que lo único que ocasionaran es desestabilizar la economía del país, y esto es solo el principio porque aun falta por cumplir otras exigencias aun más fuertes, acciones como la reducción del ISD, permitirá que aumente la salida de efectivo hacia el exterior, en buen romance ciertos sectores sacarán cada vez más y más dólares para financiar otras economías, dejando al Ecuador sin medio circulante, derivando en un estancamiento que pondría en riesgo la dolarización, similar a restarle gasolina a un vehículo y pretender que su motor se mantenga en movimiento, llegará un momento en que este se detendrá necesitando otro tipo de combustible; no sorprenda que en el corto plazo se pretenda reemplazar al dólar con otra moneda. Y no por un sentido de patriotismo, si no solo por el interés particular de quienes hoy manejan el país, ante la debacle que se avecina.