Ezequiel O. Salinas

La semana pasada fue bastante activa en cuanto a la relación de Moreno con el capital. No me refiero a la firma de contratos petroleros luego de la derogación de la ley 50/50 que se incluyó en la Trole 3. Tampoco me refiero al evento donde pomposamente se anunció una cifra falsa (¿fake data?) de seis mil millones en créditos de los bancos públicos. Tampoco me refiero al mega anuncio de que Moreno se puso (nuevamente) como meta traer 15 mil millones de dólares en inversión extranjera, luego de que los primeros 13 mil millones se esfumaron. Y por supuesto, tampoco me refiero al anuncio del tren playero. No me estoy refiriendo a la caída paulatina de las reservas internacionales, el crecimiento económico, la inversión pública, el empleo y el número de ministerios (con nuevos nombres).

Me refiero a la osadía de Moreno de anunciar que el Ecuador se va a adherir a la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, el club de los países más capitalistas del planeta. La OCDE no es un club al cual se accede por cumplir meros indicadores, para adherirse a la OCDE hay que cumplir una serie de condiciones constitucionales, legales, normativas y, fundamentalmente, políticas. La Constitución ecuatoriana entra en directa contradicción con las normas que se requiere verificar para ingresar a la OCDE. Ese anuncio de tal trascendencia, que conlleva decisiones tan importantes, no ha sido consultado a los ecuatorianos. No empata con el Plan Nacional de Desarrollo –ese sí vinculante de acuerdo a la Constitución– ni con la visión y realidad de nuestro país. Pero ya nadie examina estas cosas estratégicas a detalle, de forma minuciosa.

Ya no tenemos disponibles buenos análisis económicos que aclaren a la ciudadanía qué pasa con cada una de las variables que he mencionado en estos párrafos. En la época del gobierno de Correa, por lo menos se podía contrastar el discurso económico, las PowerPoint de los enlaces ciudadanos llenos de cifras y estadísticas, las publicaciones de la Senplades y de los ministerios coordinadores con los análisis que publicaba la derecha económica en los medios mercantilistas.

Pero hoy, los analistas de derecha, que en buena parte han vuelto a ser funcionarios públicos, ya no se atreven a cuestionar ni los anuncios, ni los objetivos y peor a examinar las metas de las ofertas del pasado.

Y aquí está la clave, pues voceros otrora inteligentes como Walter Spurrier ahora se han dedicado a ser cheerleaders del gobierno de Moreno, porque saben que tienen que apoyar con todo, aunque sea con fake data y fake analysis (la importancia de la percepción se llama). Tienen que –por lo pronto– apuntalar porque ‘es lo que hay’. Y su yerno Alberto Acosta junior, se ha dedicado a predicar versiones austríacas de la economía que fueron superadas por la realidad de la crisis financiera de 2008. Acosta junior ahora dice que la dolarización puede funcionar aunque se vayan todos los dólares y que más bien aumentará la capacidad adquisitiva de cada dólar porque los precios caerán, y listo: se logró el nuevo equilibro. Y esto lo afirma el coeditor de la revista de análisis supuestamente de más prestigio que la leen miles de empresarios en el Ecuador y en el exterior.

También han normalizado la recesión y el ajuste. Es increíble como todo el tiempo hablan de la producción, la inversión y el empleo pero cuando uno les menciona la producción, la inversión y el empleo ellos replican que ahora no es el momento de ello, sino de la austeridad, el ajuste, la reducción del crecimiento. El FMI ha proyectado que el Ecuador será el país de menor crecimiento de la región a excepción de Venezuela y Argentina. Por cierto, ahora han empezado a llover las críticas de los voceros de la derecha a la Gerente del Banco Central porque osó corregir hacia abajo las proyecciones iniciales de crecimiento y decir la verdad –que el PIB per cápita no va a subir–. La oración que continúa después de esas críticas es que hay que volver al Banco Central autónomo, independiente y sometido al capital financiero.

Me refiero también a esas pistas que nos da la vida sobre las verdaderas intenciones del actual presidente. El vídeo que muestra a Moreno ingresar en la noche a la casa del asambleísta offshore Henry Kronfle confirma que los intereses personalísimos de este empresario-asambleísta socialcristiano estuvieron presentes en la política exterior del país cuando Moreno se reunió con el Vicepresidente de EE.UU. A eso aspira Moreno, a ser incorporado –aunque sea transitoriamente– al círculo de las oligarquías, a remplazar a Lucio Gutiérrez en el cuadro descartable del altar de La Feriatta: youtu.be/p6qzQFHAG4E

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