En la primera entrega nos referimos a la corrupción generalizada que existe en la obra pública en todas las latitudes del planeta. Y mostramos cómo Odebrecht pasó de proveedor de infraestructura a proveedor de tecnología militar nuclear. En la segunda entrega abordamos el extenso espionaje electrónico de EE.UU. y comentamos sobre la cercanía de Glas con el Partido Comunista Chino. En la tercera entrega describimos la persecución estadounidense en contra de los gigantes de las telecomunicaciones chinas y cómo encajan Telconet y CNT en ese juego.
En los últimos días hemos visto un sorpresivo linchamiento en contra del ECU911. Desde La Posta tuitean sobre un supuesto informe de Contraloría. Alegan irregularidades en la contratación. La OEA pone en el centro de discusión continental al ECU911 ecuatoriano. Y, al mismo tiempo, el New York Times publica un nuevo artículo sinofóbico, con el Ecuador en el medio, equiparando el monitoreo y vigilancia para la seguridad ciudadana con el espionaje.
Todo este linchamiento mediático coordinado se explica por la simple decisión de sacar a Huawei como centro tecnológico del negocio y remplazarla con proveedores de tecnología de vigilancia estadounidense. Y claro está, con puertas traseras. Es más, en medio de tanto rumor de hackeo, fue Estados Unidos quien hackeó a Huawei el mes pasado y se robó sus correos electrónicos internos.
Todo esto ocurre al mismo tiempo que EE.UU. y China negocian un gran acuerdo comercial bilateral donde Estados Unidos busca frenar que las empresas chinas ofrezcan servicios de 5G, principalmente de Huawei, al resto del mundo. También EE.UU. busca que China elimine sus restricciones de almacenamiento de datos para que los mismos no se almacenen en los “data centers” de China sino en los servidores estadounidenses de Google, Amazon, etc.
Igual caso sucede en el Ecuador, EE.UU. presiona para cambiar el Código de la Economía del Conocimiento para que los data centers de CNT y de Telconet pierdan protagonismo y la información estatal se almacene en Estados Unidos. En particular, la OEA ha visitado ya a los ministerios ecuatorianos para que recojan sus datos en Amazon Web Services. ¿Recuerdan la amenaza de Santiago Cuesta, consejero de Moreno, con relación a Telconet? ¿Que si actúan contra Telconet quiebra la banca porque sus datos están ahí almacenados?
Ahora ya tiene sentido la persecución contra Ola Bini. Le persiguen porque contrató a una empresa ecuatoriana durante cinco años: para almacenar sus datos en data centers de Telconet y no en los de Amazon. Resulta que el delito fue no depositar su información en centros de datos estadounidenses.
Cuando las páginas web o portales noticiosos se almacenan en data centers estadounidenses, o canadienses como en el caso de Ecuadorinmediato, es más fácil atacarlos por violaciones irrisorias a normas de propiedad intelectual o por sus términos y condiciones unilaterales, como es el caso del Facebook de MashiRafael. Cuando las páginas web se almacenan en data centers ecuatorianos, darlos de baja es casi imposible porque nuestra legislación no permite la censura por propiedad intelectual sin un juicio previo.
Para concluir, ¿sabían que el gobierno cuántico va a entregar los datos del Registro Civil a empresas estadounidenses con la excusa de los pasaportes biométricos? Y, en el camino, va a pagarle a esas empresas 33 millones de dólares.