Actualmente Latinoamérica es un territorio de experimentación del colonialismo 2.0 que atraviesa el flujo de información y datos que recorren los mares mediante la red de fibra óptica, hablamos entonces de unas nuevas formas de conquista.
El surgimiento de la red y su evolución fueron diseñados para alcanzar una mundialización, por ello esta red permite obtener una perspectiva diferente del nuevo espacio de competencia mundial; se ha generado nuevas formas de organización del poder y en él se producen relaciones jerárquicas, asimétricas y nacionales que son propias de un Estado. Este nuevo territorio es conocido como ciberespacio, actualmente es un importante campo de reflexión, científica y sociológica.
El territorio digital merece estudios amplios, propuestos por grandes profesionales éticos y comprometidos con: la democratización del internet, expertos que sobre guarden la soberanía, el cuidado de los datos como los recursos más valiosos de un pueblo, sociedad, nación o estado; y de la futura economía. Para la ciencia de la defensa, la seguridad y la academia en general es un proyecto altamente ambición de dialogo y debate, al ser la puerta de la industrialización digital y el desarrollo impulsado por el interés público. El uso del ciberespacio se ha convertido en una especie de quinto elemento.
El ciberespacio abrió las puertas a la revolución digital y la globalización ha posibilitado un espacio mundial al alcance de una representativa mayoría y a la par excluyendo a otra, se ha evidenciado la jerarquización, la presencia de rivalidad entre los diferentes Estados, grupos no-estatales y corporaciones generando conflictos, a pesar del deseo de mantener sitios de investigación descentralizados a través de interconexiones de alta-velocidad, se ha producido un espacio altamente jerarquizado. Una muestra de aquello son los cortes de internet con motivación política ha crecido en un 261% a nivel mundial en los últimos tres años, si bien la mayoría se producen en países africanos y asiáticos, no tenemos un dato exacto de Latinoamérica, pero la tendencia de control de la red por parte de los Gobiernos va en aumento.
Uno de los casos que más me ha llamado la atención y lo abordo en la investigación que realizó es el caso de la India país que ha sufrido un 51,5% de apagones en siete años, el ultimo sufrido en el 2019 se presentó en la zona que coincidió con la retirada de la autonomía de la región en agosto, una decisión que generó malestar y protesta dentro y fuera del país. El Gobierno decidió apagar por completo la red en la zona bajo el argumento de proteger la seguridad nacional y pública, y evitar violencia étnica y la difusión de discursos de odio. Un corte que, más allá del vago análisis para la comunicación, genera una profunda reflexión y debate en torno al impacto que estas medidas tienen en la calidad democrática del país.
No vayamos muy lejos del caso de la India, la CIDH en el informe de paro de octubre 2019 suscitado en Ecuador denunció que habrían utilizado inhibidores de señal y un retraso en la información de redes de 24 horas, es decir un día en el sitio denominado “zona cero” durante el paro.
El reto general para la sociedad es reflexionar, ser críticos del fundamento marketero y comercial, para comprender qué motiva estas restricciones y qué derechos se vulneran es fundamental para evitar que se normalicen estas prácticas: la democracia digital está amenazada por un creciente liberalismo a nivel internacional y un despliegue a debilitar la soberanía.