Por Rodrigo Rangles Lara

Víctima de un irreparable desprestigio, producto de su complicidad con el peor gobierno de la historia, la derecha teme que el pueblo le castigará, nuevamente, en las urnas y, ahora, toca desesperada la puerta de los cuarteles sin descuidar la campaña sucia.

Imposible eludir el desprecio de la población si le golpearon incesantemente desde el mismo día que El Traidor inventó el diálogo con la  partidocracia neoliberal y se repartieron la patria, en inmoral festín de corruptelas, destrozando el bienestar popular generado en la Década Ganada.

Y sumaron rencores cuando los poderes fácticos y reales del país, con el visto bueno de los extranjeros, más el apoyo incondicional de la “prensa trucha” y periodistas pautados, planificaron la destrucción sistemática del país y, para ejecutarlo, orquestaron una campaña de odio persecutor contra la Revolución Ciudadana y  Rafael Correa, sustentada en amañadas acusaciones que, una vez desarticuladas, surtieron el efecto bumerang.

El descontento de las mayorías perjudicadas creció cuando los propios datos estadísticos gubernamentales demostraron que, a diciembre del 2020, la pobreza castigó a 33 de cada cien ecuatorianos  y ,15 de cada cien, sobreviven en la extrema pobreza, con ingresos de 47 dólares mensuales. En paralelo, se sufre una desocupación galopante al tenor de las políticas impuestas desde el Fondo Monetario Internacional (FMI), obedientemente cumplidas por el “Gobierno de Todos y para Todos”.

El rencor y la ira de los afectados cunden debido a la indolencia de un perverso, ocioso e incompetente mandatario  solícito en atender las demandas de los “dueños del país” mientras, es sordo al clamor ciudadano. Esa incompetencia e indolencia, por ejemplo, produjo más de 45 mil muertos por COVID 19  – entre ellos unos 300 galenos patriotas –  en hospitales desmantelados, sin medicamentos básicos y unos seis mil médicos despedidos.

El pueblo herido en su dignidad y despojado de conquistas económicas, políticas y sociales conseguidas en “la dictadura de Correa”, ajustó cuentas el 7 de febrero y se apresta a confirmar su revancha contra “los democráticos” neoliberales, el 11 de abril, en las urnas.

Esos destructores de la patria saben de los delitos cometidos, tienen pavor a la palabra justicia,  reiteradamente reclamada desde los cuatro costados de la patria. Sufren insomnio  cuando sus encuestadores les informan que obrará un milagro si su candidato alcanza el 30 por ciento en el balotaje. En esas circunstancias,  enloquecieron y pusieron sus empeños en idear, confabular y conspirar para evitar que Unión por la Esperanza y la Revolución Ciudadana les exija cuentas y, por añadidura, pierdan los privilegios ganados como cogobernantes del felón.

En un reporte titulado “El peligro de los traidores ocultos”,  del portal nortesur.media se alerta sobre un macabro plan ideado desde la embajada norteamericana, en Quito, con anuencia del ex presidente Donald Trump y a la espera de la decisión del nuevo jefe de la Casa Blanca,  Joe Biden,  para asesinar a Andrés Arauz, “al estilo Jaime Roldós”.

La denuncia señala que el dato proviene de una carpeta electrónica cifrada en esa representación diplomática, donde consta, además, una nómina de infiltrados en el círculo cercano a Arauz que le mantienen al día sobre las actividades del candidato.

“Democráticos” neoliberales, como el articulista Simón Espinoza, cercano a Carondelet y miembro de la Comisión de Debates del Consejo Nacional Electoral, en un escrito con olor y sabor a desesperación  pide con “urgencia”,  anular las elecciones de la primera vuelta y coincide con un alto militar en “buscar consensos para derrotar la corrupción”.

Como no precisa la corrupción de quién, tampoco a los autores de  “las manos sucias y sangrientas” o los que están frente a  la “elección de vivir libres o agonizar como esclavos”, cualquiera aseguraría se refiere al Morenato y la masacre de octubre del 2019;, pero, cuando alude a un alto militar, queda claro se trata del actual Comandante del Ejército, general Washington Buñay, autor de esa antidemocrática  e inconstitucional  frase, generadora de fundados rumores sobre un Golpe de Estado en marcha, con miras a evitar el ascenso al poder del binomio Arauz- Rabascall.

A ese desembozado llamado a romper las normas jurídicas y, en esa misma línea, se suma la reunión secreta propiciada por Yaku, su pareja Manuela Picq,”el hombre del maletín”, Darwin Seraquive, con Ángel Torres, juez del Contencioso Electoral que, pese al escándalo suscitado, terminó por aceptarse el ilegal recurso presentado por Pachakutik, para el recuento de votos, que pone en riesgo todo el proceso electoral.

Ese recuento masivo que pretende Yaku, amenaza el codiciado y disputado segundo lugar que obtuvo Lasso y, consecuentemente, afecta sus menguadas pretensiones presidenciales, solo posibles si se concluye el proceso electoral. Se entiende, entonces, su denuncia, ante el cuerpo diplomático, que hay un grupo de golpistas para terminar con la democracia.

Los perdedores perseveran en sus afanes de mantener el poder a cualquier precio, para eso cuentan, también, con la ayuda del  golpista ultra conservador Luis Almagro y el poder del Ministerio de las Colonias, que ahora registra, entre sus colaboradores, al auto –exiliado ex ministro Paúl Granda y, por carambola,  cuenta con la asesoría ad-honorem de la tristemente célebre María Paula Romo.

Sabemos que la Embajada y sus servicios de inteligencia mueven  fichas atendiendo órdenes del Departamento de Estado. En ese contexto, surgen algunas incógnitas:      ¿Pondrán un pare a los conspiradores? ¿Respetarán la decisión popular? Sea cual fuere la decisión de los poderes fácticos de dentro y fuera, tengan mucho cuidado, porque están jugando con fuego y corren el peligro de quemarse.  Sabemos que es fácil provocar la chispa, pero cuesta, y mucho,  apagar un flagelo

Por Editor