Por Rodrigo Rangles Lara

Ex -ministros, economistas, especialistas en finanzas y políticos progresistas coincidieron en reclamar al mandatario banquero, la ausencia de un sistema de planificación del Estado, acusándole de “conducir al país a ninguna parte”.

El reclamo hizo furor en las redes tan pronto el presidente Guillermo Lasso presentó, en la Asamblea Nacional, la proforma presupuestaria para el resto del 2021, incumpliendo elementales normas constitucionales y legales que obligan a una rigurosa planificación, con el fin de garantizar el uso ordenado de los recursos, especialmente, los destinados a las demandas sociales de los ecuatorianos.

La lectura de los críticos puede ser correcta en tanto, según su formación política y profesional, piensan en una planificación integral como mecanismo para enrumbar al país hacia un desarrollo económico, político y social con sentido humano, justo y equitativo.

Pero se debe considerar que también hay planes – como los de Guillermo el bachiller – que se afincan en el caos o la destrucción porque, en esa “planificada” desorganización, suceden “los milagros” del enriquecimiento fácil, acompañados de la impunidad.

Considero deleznable sostener que el actual mandatario, hijo del Opus Dei, es un “hombre de pocas luces” o es un “limitado intelectual”, como se asegura frecuentemente, bajo el argumento de que apenas logró arañar un bachillerato y, consecuentemente, carece de preparación académica y, por esa razón, está destruyendo al Ecuador. 

Los hechos demuestran que Lasso es más listo de lo que se cree o parece. Durante el cogobierno de la traición demostró sus ambiciones y habilidades para sacar partido de la destrucción  de los avances socio – económicos alcanzados durante la “Década Ganada”.

De debe considerar que el dúo Moreno – Lasso no actuó solo, tuvo el apoyo incondicional de quinta columnistas, con careta progresista, similares a los “Yaku” Pérez, los Salvadores Quishpes, las Llori y otros de similar o igual calaña; sumados a politiqueros ansiosos de meter las manos en el erario público; medios de desinformación y porno- periodistas pautados, sin faltar la embajada y unos cuantos vende patrias a su servicio.

Ese mismo grupo, bajo la conducción de Lasso, embaucó a despistados sufragantes – montando una fábrica de mentiras contra los opositores y maquillando cuidadosamente al banquero candidato – con la oferta de llevarle al paraíso, porque “sabía cómo hacerlo y con quien hacerlo”, logrando alcanzar el codiciado poder.

Esa maquiavélica operación envolvente, desde el mismísimo 24 de mayo, puso en marcha su premeditado plan de apoderarse de las riquezas nacionales vía privatización, haciendo fisga de la constitución – a la que juró respetar – con la complicidad de los otros poderes del Estado, cooptados por obsecuentes servidores a los nuevos dueños del país.

Lasso visibilizó su decisión de ejecutar el plan a rajatabla y tan pronto sintió tropiezos legislativos, con visos de agravarse, amenazó con llevar a cabo una consulta popular, disolver la Asamblea Nacional que le permitirá gobernar a discreción, mientras se producen las nuevas elecciones y, de ser necesario, aplicar la muerte cruzada, amparándose en dispositivos constitucionales.

Hay inteligencias fecundas a disposición del bien común y también inteligencias dedicadas a la maldad, el odio y la destrucción. Hay planes elaborados con miras al desarrollo del ser humano y la sociedad en su conjunto; así como los hay pensados solamente en beneficio de un pequeño grupo, con desdén a la comunidad.

Los planes de Lasso van en vía contraria a los intereses populares, producto de una visión y convicción ideológica pulida en el seno de la Fundación Ecuador Libre, afinada en la Sociedad del Monte Peregrino, génesis del capitalismo salvaje, al que pertenecen buena parte de los técnicos y políticos operadores de la economía y las finanzas de su gobierno. Ellos, por principio, desprecian el Estado de Bienestar, la planificación pública y, por supuesto, combaten al socialismo considerándolo su contraparte y obstáculo para andar a sus anchas.

En ese marco no debe sorprendernos que las ofertas de campaña eran pura y dura demagogia. La realidad nos demuestra que Lasso, con cada medida o decreto firmado, está enterrando los sueños y esperanzas del pueblo; ahora, víctima de despidos en lugar de la prometida alza salarial a 500 dólares mensuales y rematada con la peregrina tesis de que ganar más de 20 dólares mensuales ya es una conquista.

Cientos de médicos, declarados héroes en la lucha contra la pandemia, fueron cesanteados en las últimas semanas, mientras siguen los turbios negocios en los hospitales públicos, buena parte desmantelados por fala de presupuesto y sin medicamentos o adminículos indispensables para simples suturas, peor si se trata de operaciones de alta cirugía.

La promesa de establecer precios de sustentación para los productos agrícolas resultó otra de las estafas, que obligó a los campesinos a movilizarse y bloquear vías, con los arroceros a la cabeza, inconformes “con los precios de miseria aprobados por el gobierno”.

Los eternos detentadores del poder saben que la mejor manera de manipular un pueblo es mantenerlo en la ignorancia. Lasso demuestra ser uno de ellos al recortar 577 millones de dólares al sector educativo, en el mentado presupuesto, y reducir los recursos a las universidades eliminado la posibilidad de becas a chicos de estratos populares.

Ni soñar en los créditos al 1 por ciento, con 30 años plazo, para incentivar la producción; peor detectar señales de pagar las deudas atrasadas al IESS, a los gobiernos autónomos descentralizados ni el incentivo para la jubilación, bajar los intereses bancarios, entre tantos requerimientos indispensables para paliar los efectos de la severa crisis económica, con secuelas sociales de hambre, miseria y angustia.

Son apenas unas pequeñas pinceladas demostrativas de lo que es capaz el Planificador del Caos, experto en destruir los anhelos del Buen Vivir.

¡Cuidado, señor Lasso!, con ese modo de entender al país y gobernar sólo para sus amigos empresarios – de paso, muchos de ellos corruptos – está incubando en los ecuatorianos el descontento, con visos de inocular ira y transformarse en un indetenible huracán, que barrerá con esas ambiciones desmedidas.

Planifique y gobierne para todos.  

Por Editor