Francisco Herrera/EcuadorInmediato
En las próximas horas el presidente de Ecuador, Lenín Moreno procederá a enviar ante la Asamblea Nacional una reforma a la Ley Orgánica de Comunicación, que obedece a una presión inaceptable de los medios de comunicación para que se elimine a la misma, o al menos algunos artículos, de entre los cuales el que más polémica causa conocido como «linchamiento mediático». Ese tema tiene una historia perversa en el país y si se lo anula será porque la nación se niega a aceptar que hay un largo historial de víctimas de la prensa, que no serán escuchadas nuevamente, promoviendo un nuevo abuso del poder mediático.
Hace unos días atrás vi con pesar como en las redes sociales revivió el más perverso sentimiento del odio político para atacarse unos a otros, y, sobre todo, en palabras de un individuo agresivo que proclamaba muerte a sus enemigos políticos de izquierda exponiendo una frase propia del nazismo “A los comunistas hay que acabarlos, primero los humillas y luego los desapareces”. Quien pensaría que la cruenta historia de la humanidad no termina de enseñar lecciones a los seres humanos para evitar estos crímenes atroces, y pensar que con esa frase han justificado los peores actos de barbarie contra los demás. Esa pareciera ser la estrategia que se ha aplicado todo el tiempo con la represión y para ello resultaron siempre efectivos los medios de comunicación.
El linchamiento mediático es un arma poderosa que usa a la prensa para acabar con las personas, sean estas consideradas rivales o enemigos políticos, a los que se busca exterminarlos públicamente afectando su honra y dignidad. Es la COALIGACIÓN de líderes de opinión, propietarios de medios de comunicación, periodistas y miembros de la comunidad periodística, que generan con su trabajo en los impresos, radios y canales de tv, ahora con las redes sociales, una tendencia de opinión pública que acusa juzga y sanciona hasta el exterminio a una persona, a un grupo social. Es un acto de juzgamiento sin juicio justo, sin opción a defensa de la persona, lanzando versiones que condenan anticipadamente a los personajes con términos y palabras que buscan fijar la culpabilidad del acusado de manera prejuiciada. Es ante todo un abuso de la libertad de expresión y opinión con el fin de destruir al otro, y que tiene como objetivo humillarlo públicamente, para luego desaparecerlo del espacio político volviendo invisible y condenando al olvido.
¿Por qué en el Ecuador se llegó a sancionar con una ley de comunicación al linchamiento mediático? pues, porque hay una historia cruenta con un sinfín de víctimas de la prensa, a las que, luego de ajusticiarles, les han condenado al ostracismo y al silencio. Y son a ellas a las que ahora, con la eliminación del artículo y la figura jurídica que los protegería en algún caso , se los quiere revictimizar.