TERE: Como a bombo en fiesta.

MAITE: ¿A qué te refieres, Tere?

TERE: Al cura. Antes de que se siente en su cargo ya le han dado para el santo y la limosna.

MAITE: ¿Se lo merece?

TERE: Pues, Maite, en mi forma de ver la cosas, como ser humano que asume el cargo te mereces por lo menos el beneficio de la duda, que te critiquen por lo que haces, no por lo que pretendes. ¿Te imaginas que lleguemos al punto en el que las benditas redes sociales te condenan por ser culpable de pretender?

MAITE: Ya, pero eso es un mundo ideal, no en el país regido por el destino cuántico.

TERE: No te entiendo, Maite.

MAITE: Que nos han hecho una deconstrucción de la teoría cuántica. Deconstrucción en el sentido de tumbarlo todo y volver a armar la teoría. La nueva definición de cuántico es: la democracia es el sistema de gobierno perfecto en el que el poder es ejercido por los ciudadanos, siempre que le convenga al gobernante.

TERE: Vamos a ver, ¿qué demonios tiene que ver un sacerdote al que le han crucificado dieciocho veces en cuatro días por posesionarse en su cargo, con la deconstrucción de la teoría cuántica?

MAITE: Mucho, tu problema es que bizqueas en tu óptica política, Maite.

TERE: Pues, ilumíname Tere gran sacerdotisa del conocimiento.

MAITE: La teoría cuántica, desarrollada por el filósofo que gobierna este país, tiene una característica fundamental: el mundo es blanco y negro.

TERE: Fundamentalista, dices tú.

MAITE: Como sea. Lo blanco es bueno porque es mío, lo negro es malo porque es ajeno.

TERE: Fundamentalista otra vez.

MAITE: Ahora verás que lo que digo tiene relación con tu comentario.

TERE: Por favor.

MAITE: Julio César Trujillo como presidente del Consejo de Participación Ciudadana fue Dios. José Carlos Tuárez, en el mismo cargo, es el Diablo. Eso es teoría cuántica.

TERE: ¿Y por eso le dan como bombo en fiesta?

MAITE: Por eso se gana una paliza mediática de Padre y Señor nuestro, Tere. Ahora, no me has respondido a la pregunta de si se lo merece.

TERE: No sé, no soy su sombra para saberlo. Te puedo decir que aparecía en Ecuavisa hace años, y también que están buscando de qué acusarle debajo de las piedras.

MAITE: Entonces, no se lo merece.

TERE: Nadie en su sano juicio, Maite. Aunque, espera un ratito, rectifico: quienes abrazan la nueva teoría cuántica que ha perdido el juicio creen que hay que crucificar por si acaso, por «vaya a ser». Pero, por suerte, son cuatro giles.

MAITE: ¿Ni los cuatro giles merecen lo mismo que dan?

TERE: Aguanta, verás pana, incluso la cosa se pone peor. Tuárez llegó a presidente por votación universal, eso que llamamos democracia.

MAITE: Quieres decir que la democracia es el diablo.

TERE: ¿Lo preguntas o lo afirmas?

MAITE: Da lo mismo.

TERE: Ni que lo digas

MAITE: Diabla vos más.

TERE: La democracia es demoníaca sí endiosa a un cura forastero y es paradisíaca si el poseído es miembro de la banda.

MAITE: ¿Qué banda?

TERE: La banda cuántica. O no has notado que actúan como poseídos. Todo lo del pasado hay que destruir sea bueno, mediocre, malo, apestoso, perfumado, popular o democrático; romper, tumbar, deconstruir, como guaguas emperrados.

MAITE: Sin análisis. Este parece el gran concurso de «El que piensa, pierde».

TERE: A lo Les Luthiers.

MAITE: Igualito, Tere.

TERE: Como bombo en fiesta.

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